España se divide por las disculpas de su canciller a México
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Las palabras del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, sobre el “dolor e injusticia” que España causó a los pueblos originarios de México encendieron un debate político que ahora amenaza con escalar en la oposición conservadora de este país, ya que exige su renuncia por considerar que “desprestigia a España ante el mundo”.
Albares pronunció su declaración el 31 de octubre durante la inauguración de la exposición La mitad del mundo. La mujer en el México indígena, en Madrid. “Como toda historia humana, con claroscuros, ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios”, afirmó el canciller, de acuerdo con la agencia EFE. Sus palabras fueron interpretadas por medios internacionales como un gesto de reconocimiento histórico hacia México, aunque no una disculpa formal. El gobierno de la Comunidad de Madrid, de corte conservador, encabezado por Isabel Díaz Ayuso, acusó al ministro de “ceder ante el revisionismo histórico” y de “ofender la memoria nacional”. Miguel Ángel García Martín, portavoz del Ejecutivo madrileño, exigió públicamente su dimisión y calificó el acto de Albares como “una humillación innecesaria ante un país hermano”. El Partido Popular (PP) y Vox se sumaron a las críticas, señalando que el canciller “pone en riesgo la imagen internacional de España” al “reabrir heridas superadas”. En contraste, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum celebró el pronunciamiento de Albares como “un primer paso hacia la reconciliación histórica entre ambas naciones”. En su mensaje, destacó que el reconocimiento del dolor indígena “abre un nuevo capítulo de respeto y cooperación cultural”. Las declaraciones de Albares se producen en un momento en que el gobierno mexicano busca fortalecer sus vínculos con Europa, tras varios años de tensiones diplomáticas heredadas de la gestión de Andrés Manuel López Obrador, quien en 2019 había solicitado al entonces rey de España disculpas por los abusos cometidos durante la Conquista.
El intercambio reabre un tema sensible para ambos países. En España, sectores políticos y académicos suelen rechazar la idea de una disculpa formal, argumentando que la relación actual con América Latina debe basarse en la cooperación y no en la culpa histórica. En México, en cambio, el reconocimiento simbólico es visto como un gesto pendiente de justicia cultural. Analistas consultados por medios europeos coinciden en que Albares buscó enviar un mensaje de diplomacia cultural más que una disculpa política, pero la lectura interna en España ha derivado en una tormenta que pone a prueba su posición dentro del gabinete.
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