Los colonos israelíes siembran de violencia la recogida de la aceituna en Cisjordania
Apenas 20 metros separan a los soldados israelíes de los agricultores palestinos en Abu Falah, un poblado cisjordano cerca de Ramala. Los primeros llevan desde primera hora apostados en la carretera que lleva a un asentamiento judío cercano. Los segundos varean o recogen a mano aceitunas, al inicio de una temporada de recolecta de la que dependen hasta 100.000 familias de Cisjordania, según la ONU. Para los palestinos, que ven el apego a la tierra como parte de su identidad, son días de celebración, pero también uno de los momentos más peligrosos del año. Empoderados por el clima de impunidad política y por la pasividad (en el mejor de los casos) o connivencia de ejército y policía, los colonos israelíes más radicales marcan terreno a diario, bajando por sorpresa desde los asentamientos a agredirlos, acosarlos, incendiar sus cosechas y vehículos, robarles sacos de aceitunas o dañar los olivos. No es una novedad, pero ―como casi todo en Cisjordania en los dos últimos años― la violencia ha alcanzado cuotas inéditas esta temporada de recogida de la aceituna que comenzó el pasado día 9.
