Para invertir ante la inflación y tasas bajas
Desde principios de 2024, los ahorradores e inversionistas han notado una reducción significativa en el rendimiento de sus inversiones de corto plazo. Han pasado de disfrutar rendimientos de doble dígito en años anteriores a observar tasas que, actualmente, rondan el 7%.
A menudo se olvida la razón detrás de esta transición. Las altas tasas de interés en México, que superaron el 10% por casi dos años, fueron la respuesta del Banco de México a la inflación post-COVID. Ahora, con la inflación controlada por debajo del 4%, ya no se justifican esos niveles, lo que ha llevado al banco central a reducir sus tasas de interés.
Precisamente, debido a los atractivos rendimientos que ofrecían las tasas elevadas, el inversionista promedio fue tentado a olvidar los beneficios de la diversificación y a concentrarse excesivamente en instrumentos de corto plazo. Sin embargo, la situación ha cambiado radicalmente: la inminente trayectoria a la baja de las tasas hace que sea urgente y relevante buscar otras opciones de inversión para proteger el poder adquisitivo de su dinero.
A continuación, se presentan algunas ideas concretas para navegar el actual entorno de tasas bajas sin subestimar el riesgo de un repunte inflacionario. El objetivo es incorporar instrumentos que puedan generar rendimientos superiores a los de corto plazo y otros que ofrezcan protección ante la inflación:
● Bonos Indexados/UDIBONOS: estos instrumentos gubernamentales están diseñados específicamente para proteger el capital contra la inflación. El valor nominal del bono se ajusta con la inflación y paga una tasa de interés real fija.
● Bonos a Largo Plazo: cuando el banco central recorta las tasas, el precio de los bonos ya existentes con tasas más altas tiende a subir. Invertir en bonos gubernamentales o corporativos de largo plazo (5, 10, 20 años) permite “capturar” un rendimiento más alto. Se buscan ganancias no solo por el interés, sino por la apreciación del capital del bono.
● Empresas con Poder de Fijación de Precios (Acciones): estas compañías pueden subir sus precios sin perder clientes importantes, lo que les permite proteger sus ganancias del aumento de los costos. Este poder proviene de tres factores clave: una marca fuerte y con clientes leales, productos o servicios únicos que son difíciles de sustituir y una posición dominante en su mercado.
● Sector Inmobiliario (FIBRAs): ofrecen un doble beneficio: en épocas de tasas de interés bajas se vuelven más atractivas por sus dividendos y menores costos de financiamiento, mientras que en períodos de alta inflación protegen el capital y los rendimientos a través del ajuste de rentas y la plusvalía de los inmuebles.
● Sector Growth (Acciones): la reducción de las tasas de interés hace que las ganancias futuras de las empresas de crecimiento valgan más hoy, al mismo tiempo que reduce sus costos de financiamiento para la expansión, lo que debe reflejarse en mayores precios de sus acciones.
● Materias Primas (Oro): históricamente ha actuado como una reserva de valor. Aunque no genera intereses, su valor tiende a subir cuando hay incertidumbre económica o inflación inesperada.
Es crucial que la inversión en estos activos se realice dentro de un portafolio bien estructurado. La clave es mantener una sana diversificación que permita reducir la volatilidad.
En última instancia, el verdadero objetivo de cualquier inversión no es el rendimiento nominal, sino la conservación y crecimiento del poder adquisitivo. Con la inflación controlada pero latente, y con las tasas de interés en trayectoria descendente, se abre una ventana de oportunidad para reconfigurar la estrategia. Se debe evaluar el perfil de riesgo, diversificar con cautela y asegurar que el patrimonio trabaje hoy para que se puedan lograr los objetivos mañana.
*Banca Privada, BBVA Banca Patrimonial y Privada
