Estado vs ciudadanía
Todas las reformas que ha llevado a cabo el gobierno en los últimos seis años han tenido como objetivo principal fortalecer al Estado a costa de los derechos de la ciudadanía. Durante 38 años, antes de 2018, todas las reformas buscaron limitar el poder del Estado y dar más poder a la ciudadanía, a partir del gobierno de López Obrador y con el actual de Claudia Sheinbaum, las reformas buscaron revertir lo que se había avanzado democráticamente.
Las reformas que eliminaron los órganos autónomos les quitaron a los ciudadanos el derecho a la información y a los empresarios el derecho a defenderse ante decisiones arbitrarias del gobierno. El imponer un Poder Judicial subordinado a Morena y al gobierno, condiciona el derecho ciudadano a una justicia independiente e imparcial. Las reformas a la ley de amparo le dan más poder al gobierno para violar los derechos de la ciudadanía.
Todas estas reformas se han aprobado con un poder ilegítimo producto de un fraude a la hora de integrar las cámaras de Diputados y Senadores. Mentira que los electores le hayan dado a Morena 75% de los Diputados, esto lo consiguieron gracias a los organismos electorales que se vendieron al gobierno y a su partido. Morena y sus aliados obtuvieron sólo 54% de los votos y se quedaron con 75% de los diputados y 66% de los senadores. La forma en que Morena consiguió la mayoría calificada para cambiar la Constitución es ilegítima y como consecuencia son ilegítimas sus reformas.
Hasta ahora ha sido imposible frenar a Morena, a López Obrador y Claudia Sheinbaum, los partidos de oposición no tienen los votos, no han tenido la capacidad y la fuerza para movilizar a la población y a los sectores que han sido afectados con las reformas. Los empresarios y sus Cámaras han dejado, casi sin protestar, que pasen reformas que ponen en riesgo sus inversiones y limitan el Estado de derecho a la voluntad de gobierno. La mayor parte de la ciudadanía no conoce o no entiende las implicaciones negativas en sus derechos que tienen las reformas constitucionales y no existen los liderazgos ciudadanos para organizar un frente de resistencia.
Hasta ahora ha sido imposible parar a Morena y al gobierno, todavía viene lo peor: la reforma electoral. No seamos inocentes, la reforma electoral que va a aprobar Morena tiene por objetivo garantizar el control de Morena sobre la vida política y el Congreso por muchos años. Al reducir o eliminar los legisladores de representación proporcional y reducir el financiamiento a los partidos, Morena se quedará con el control casi total del Congreso y estará acabando con nuestra democracia electoral que es la base de cualquier democracia.
La única forma de parar a Morena y al gobierno debería ser por la vía electoral, pero si se aprueba la reforma que pretenden, la vía electoral estará cancelada. La oposición, los empresarios y la ciudadanía organizada, tienen que empezar a pensar qué van a hacer si se aprueba una reforma electoral que le garantice todo el poder político a Morena. No va a ser a través de la oposición en el Congreso o de la crítica como se va a poder frenar el autoritarismo de Morena y del gobierno, es necesario pensar en acciones más drásticas para frenarlos.
El riesgo que corre México de caer en el autoritarismo con la existencia de un gobierno federal con poderes ilimitados y con un partido de Estado que controla el Congreso y la vida política nacional es el de acabar con nuestra vida democrática.