México y Brasil: una relación comercial clave para el futuro de América Latina

México y Brasil son, sin duda, las dos mayores potencias económicas de América Latina, por ello, su peso en términos de población, territorio y capacidad productiva los coloca como actores centrales para el futuro de la región. Y es que no son únicamente economías de gran escala, también motores con la capacidad de marcar la pauta en el desarrollo regional. Por esa razón es que hoy está en sus manos la posibilidad de empujar un crecimiento sostenido en América Latina.

La clave está en el impulso de su relación bilateral, la cual no sólo tiene implicaciones comerciales, también representa una oportunidad estratégica para consolidar a la región en un escenario global marcado por la competencia geopolítica, la transición energética y la reconfiguración de las cadenas de suministro. Por eso, resultan relevantes las charlas de alto nivel que en fechas recientes se han intensificado entre ambos países para reforzar su relación. Muestra de ello fue la reciente visita a México del vicepresidente y ministro de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil, Gerardo Alckmin, quien conversó con la presidenta Claudia Sheinbaum, además de otros funcionarios mexicanos, sobre la importancia del tema. Fue así como se generaron diálogos que fortalecieron los vínculos económicos, diversificando las áreas de cooperación y aprovechando la compatibilidad de sus estructuras productivas. La complementariedad es evidente: mientras México destaca por su cercanía y acceso preferencial al mercado de Norteamérica, Brasil concentra su fortaleza en la producción de bienes agroindustriales, energéticos y manufacturas con alta demanda en el Cono Sur y en Asia.

Esta relación bilateral ya muestra resultados sólidos. Las exportaciones de México a Brasil representan hoy el 0.6% del total nacional, con un valor de 1,575 millones de dólares (mdd), y lo que más destaca es el envío de autopartes, automóviles y vehículos de transporte de mercancías, rubros en los que el país tiene ventajas competitivas. Las importaciones provenientes de Brasil equivalen al 1.7% del total en México, con un valor de 4,384 mdd. Entre los productos que destacan se encuentran el hierro y acero, también los automóviles, además de la carne y despojos comestibles. A ello se suma la Inversión Extranjera Directa (IED) proveniente del país sudamericano, que en el último año alcanzó los 417 mdd, lo que confirma el interés empresarial brasileño por consolidar una presencia en el mercado mexicano.

Un futuro positivo

Sin embargo, más allá de las cifras, lo relevante es la posibilidad de dar pasos que consoliden lo alcanzado y abran una cooperación más amplia, que transforme el interés en acciones que potencien lo construido y atiendan los pendientes que limitan a esta relación estratégica.

El fortalecimiento debe iniciar, por lo tanto, con un reconocimiento a la modernización de los instrumentos legales que hoy la sustentan, sobre una base de equilibrio mutuo y prosperidad compartida.

Cada paso dado debe reflejar un beneficio tangible tanto para México como para Brasil, creando condiciones para que sus empresas participen en un entorno de competencia más justa y con reglas más claras. Un paso decisivo será la revisión y actualización de los Acuerdos de Complementación Económica, así como del Acuerdo de Cooperación y Facilitación de Inversiones. Este proceso se prevé concretar en 2026. Una alianza puede darle una mayor dimensión de crecimiento a América Latina y sus empresas, lo que les permite no sólo elevar su crecimiento, sino también ampliar su oportunidad de conquistar a otras regiones del mundo.

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