México alcanzó las notas máximas en telecom con el IFT y la ATDT también puede lograrlo: UIT

São Paulo.- Rodrigo Robles, graduado en ingeniería industrial y con posgrado en administración pública, es el oficial de Programas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), un cargo que podría tener parangón al de secretario de Estado en esa entidad.
Robles tiene autoridad para hablar sobre telecomunicaciones, porque es un hombre reconocido y respetado en toda América por su trabajo en la Unión Internacional de Telecomunicaciones, aun cuando primero trabajó 16 años en la Superintendencia de Telecomunicaciones de Guatemala y otros cinco Guatel.
Además, Robles ha dirigido trabajos en la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL-OEA) y el Comité de Normalización de la Comisión Técnica Regional de Telecomunicaciones de Centroamérica (Comtelca).
Rodrigo Robles, que en la industria tiene una imagen de ser un funcionario muy neutral e imparcial, participó esta mañana en la conferencia “Crecimiento y desafíos de la conectividad en América Latina”, que moderó DPL Group en el Futurecom de São Paulo, uno de los foros de telecomunicaciones de mayor importancia en el mundo.
Robles, guatemalteco por origen y radicado hoy en Brasilia por trabajo, manifestó en esa conferencia las preocupaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones por cada particularidad de los países latinoamericanos.
El funcionario de la UIT tocó temas sobre regulación, política pública, licitaciones de espectro, ecosistema digital, y luego habló abiertamente de dos países. México fue uno de ellos, con el nacimiento de la Agencia de Transformación Digital (ATDT) y la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT): “Hay casos en la región, que han hecho últimamente una reforma a su marco legal, donde ahora se tiene una nueva entidad y eso ha creado una especie de incertidumbre”, dijo entonces Rodrigo Robles durante su intervención en aquella conferencia, de donde se ha originado esta entrevista:
—Destacó usted en su ponencia las cartas credenciales que había logrado México en cuanto regulación con el IFT y luego exteriorizó una preocupación en la UIT por el mercado telecom mexicano, respecto a que México no sea más un actor de empuje, sino de aquellos que siguen a otros. ¿Es el comentario motivado por el nuevo entramado legal para el sector en México?
—La UIT reconoce cinco generaciones de regulación. Las primeras cuatro son en base a cómo está el mercado. México, en esas categorías, había llegado hasta la cuarta regulación y adicionalmente, la UIT tiene la quinta generación de regulación, que se refiere a términos de regulación colaborativa; a cómo el sector de telecomunicaciones se desenvuelve, por ejemplo, con temas de medio ambiente; en situaciones de desastres naturales, salud y relaciones con otras áreas de la economía, sociedad o gobierno.
Eso último es cómo la regulación de quinta generación trasciende directamente a lo que es el sector de telecomunicaciones. México, en el caso del IFT, había alcanzado las notas máximas; por ejemplo, a través de la emisión de reglamentos, a través de tener memorandos de cooperación con otras entidades; incluso, en algún momento hicimos con México un proyecto sobre inclusión financiera digital.
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Fue todo un proceso para que México llegara hasta ahí. Ahora, como se tiene una nueva entidad, esa entidad, como cualquier otra, tendrá que aprender y desarrollar sus propias políticas para fortalecer al sector en México.
Como lo mencioné, el liderazgo de México era de primer nivel para la UIT en casos de estudio en Latinoamérica, que pudieran servir como casos de buenas prácticas a nivel internacional. Pusimos siempre de ejemplo a Brasil, Colombia y México, para que los demás países pudieran venir y tomar lo mejor de ellos y así mejorar su entorno. Ahora, la nueva entidad tendrá que ganarse esos espacios a nivel internacional, como lo haría a nivel local.
En ese sentido es la incertidumbre, en cuanto el tiempo que le va tomar a la nueva entidad fortalecerse, crear capacidades y defender la voz de México, que tampoco fue fácil para el IFT llegar al nivel de la quinta generación y pudo conseguirlo.
—En México se fustiga al nuevo regulador, porque lo pusieron bajo el paraguas de la Presidencia; porque, de hecho, son dos reguladores y porque las ventanillas se han multiplicado. ¿Es entonces lo técnico y la autonomía el problema?
—A nivel global no existe una forma única de dónde o cómo debe estar ubicado el regulador. Hay casos donde depende del Ejecutivo; en otros, depende del Congreso y otros casos el regulador es uno bastante autónomo.
Así que, para la UIT, eso no es un tema nuevo. Pero lo que sí es importante para la UIT es que el regulador sea independiente y técnico para la toma de decisiones, y no si esto o aquello es mejor para un sujeto o un presidente, porque se vienen asuntos de alcance que transcenderá lo generacional, ahora que usted relataba aquello de la regulación espacial.
No queremos nadie en la región un regulador que esté sometido en cuanto a las autorizaciones. Entonces, si un regulador está dentro o no del Ejecutivo o bajo otra dependencia, es otro asunto. Lo importante es que realmente tenga una independencia que le permita realizar sus planes, sus funciones y ser el actor que el sector de telecomunicaciones necesita y que no le importe el tamaño de la empresa que tenga que regular. Que no le tiemble el pulso para lograr políticas, autorizaciones y para sancionar y ejecutar, porque el regulador también define hacia dónde va el mercado.
Entonces, que sea un regulador que fomente, como ciertas cosas que hace aquí el regulador de Brasil. Que tomen decisiones con independencia para el mejor desarrollo del sector y las personas, sin ningún tipo de presión, porque eso demuestra su empoderamiento en la toma de decisiones.
—También en México no se ve todavía con buenos ojos al nuevo regulador, simplemente porque su imagen representa a quien suprimió al IFT, después de que entre 2021 y 2023 se confirmó que la suerte del regulador estaba echada. ¿Sonaron desde entonces las alertas en la UIT?
—En la UIT somos un organismo de Naciones Unidas y somos totalmente independientes y respetamos lo que es la determinación de cada gobierno, de cada Estado y sobre todo de cada pueblo. En 160 años hemos visto muchas cosas y estas situaciones no han sido sólo el caso de México.
Nosotros sí vemos con preocupación cuando un país no tiene una continuidad en cuanto a lo que es la parte política para el desarrollo de las telecomunicaciones.
Entonces, nosotros en la UIT respetamos a México y no decimos, “bueno, va a ser bueno o va a ser malo”. Nosotros nos adaptamos y, por supuesto, vamos a apoyar a la nueva entidad, como apoyamos en su momento al IFT. La UIT trabajó muy de cerca con el IFT y ellos pusieron muy activo a México en las reuniones de UIT.
Nosotros nos adaptaremos al nuevo entorno, y siempre en una forma de ser optimistas, esperando que para México esto sea lo mejor, y si en algún momento vemos que México no está en buen camino, pues haremos las recomendaciones para que México siga avanzando en una forma positiva. Nosotros vemos, observamos y recomendamos, porque somos independientes, no nos podemos meter directamente en esas decisiones nacionales.
—¿Qué sería salirse del camino o no seguir el camino? ¿O qué sería recomendable para la nueva en cómo no salirse del camino?
—Mantenerse en el camino es regular y regular con perspectiva de facilitador; con perspectiva de promotor, aun cuando muchas de las acciones de los reguladores no se vean, pero que su alcance se sienta en el bienestar de las personas, porque cuando se ven o se ven más los reguladores, es que algo no está bien; que no se está haciendo bien el trabajo, porque si todo funciona bien toda la gente y toda la industria no dice nada.
Pondría un ejemplo, en México se hizo todo un trabajo silencioso; el IFT estuvo siempre trabajando con beneficio para las personas y la industria mexicana. En temas de información, IFT hizo mucho: mapas de cobertura, informes de calidad y servicios, un banco de datos, estadísticas y evangelizó en muchas áreas. Hizo transparencia. Sólo el tema de la subasta de espectro para 5G es definitivamente una deuda que se tiene a nivel país en México.
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Aun con todo ello, la nueva autoridad no debe querer compararse con todo lo que hizo el IFT, sino juzgarse consigo misma y enfocarse a llegar donde quiere llegar. Es una nueva historia para la mejora de las telecomunicaciones y el desarrollo de México.
—La deuda histórica de la que usted cuenta lleva 20 a 25 años y mucho es por un tema fiscal. ¿Cómo hacerle para que el nuevo regulador no viva en carne propia que lo vivió el IFT?
—El tema del costo del espectro es algo que en muchos países trasciende al mismo regulador y México es un ejemplo. El IFT hizo mucho lobby para que eso se bajara y no lo logró.
La verdad que tener un espectro caro es definitivamente una barrera. Y hay países como el caso de Brasil que lo entendió bien y ha logrado una de las mejores licitaciones. Ahora, lo que toca es motivar a la nueva agencia que tenga una participación en la próxima Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones, para que comprenda más estos temas y porque vea cómo se está resolviendo la parte de 6G; allí hay muchas decisiones que se toman y lo mejor es que ellos estén allí. Que tengan elementos para enfocar sus decisiones.
—¿Por qué es importante que, desde México, la nueva autoridad se ponga desde ahora a pensar o a preguntar qué es eso de las conferencias de radiocomunicación o aquello del 6G, cuando 5G no ha logrado una maduración como el 4G?
En las conferencias mundiales de radiocomunicaciones están los órganos máximos donde se toman las decisiones sobre la atribución de las bandas de frecuencias y es donde, básicamente, se aprueba el reglamento de radiocomunicación; un tratado internacional que es el que reglamenta la radiocomunicación a nivel global.
Es donde se va discutir y comprometer todo el entorno de lo que será el 6G. Donde México puede hacer notar su voz y no estar en el pie de página. Es donde se hace el futuro en telecomunicaciones, porque lo que se está viviendo hoy, es lo que se creó hace cuatro años allí.
México es un país donde existen muchos fabricantes de tecnología, donde están operadores mundiales; entonces es muy importante que ese sector de México se sienta presente allí.
En geopolítica y telecomunicaciones, México tiene mucha influencia, por ejemplo, en Centroamérica, entonces lo que México llegue y proponga tiene un impacto que trasciende sus fronteras; algo que para nosotros es bastante importante. Es lo que le diría: que México puede ir y decidir, y que no otro, su vecino, decida por él.
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