La diplomacia de los baches

La presidenta Claudia Sheinbaum heredó la empobrecida política exterior etnocentrista de AMLO. No solo la heredó, también profundiza el perfil provinciano de un país que no merece ser desconectado políticamente del mundo.

El discurso que leyó su enviado el pasado jueves en la Asamblea General de la ONU comprueba que, el actual, será otro sexenio perdido por la obsesiva idea de que lo mejor para el país es promover una diplomacia dogmática.

El mensaje de Juan Ramón de la Fuente empequeñece al país: fue un discurso con raíces electorales y no de Estado; fueron palabras ya no provincianas sino similares a la de un alcalde de Iztapalapa, Miguel Hidalgo o Benito Juárez. Da lo mismo.

El desperdicio de recursos humanos en el Servicio Exterior Mexicano es preocupante. Se corre el riesgo de pasar de una diplomacia dogmática a una de baches, donde el perfil exterior del gobierno caiga en los baches del etnocentrismo radical.

La acumulación de problemas globales requiere de una diplomacia audaz, no de funcionarios que no miran más allá de los baches.

“Hay democracia, libertades, pluralidad y derecho a disentir”, mencionó Juan Ramón de la Fuente.

¿Democracia? ¿Luego del fraude electoral sobre el poder Judicial? ¿La Suprema Corte del Acordeón tiene legitimidad luego de las tranzas? ¿Democracia sin órganos autónomos? ¿Democracia sin equilibrios reales de poder?

“La justicia se transforma, y hoy, una persona indígena es presidente de la Suprema Corte”. En efecto, se transforma para empeorar a través de la trampa. El indígena fue elegido a dedo por AMLO, no por los votantes. (Así ocurre en Hong Kong donde el gobierno chino impone candidatos y los hongkoneses “eligen”).

El gobierno mexicano le arrima el hombro a Cuba sin mencionar la ausencia de libertades y la violación sistemática de derechos humanos en la isla producto de la dictadura.

De la Fuente sabe que el gobierno al que pertenece viola el artículo 89 de la Constitución, particularmente el apartado sobre las obligaciones internacionales que tiene México sobre los DDHH.

¿Y Venezuela? ¿Por qué el gobierno mexicano guarda silencio frente a los crímenes de lesa cometidos por el dictador Maduro?

De la Fuente no habló del ecocidio que existe debajo de las vías de un tren fantasma, pero sí presumió (sin pruebas) que México es el país donde se plantan la mayor cantidad de arbolitos en todo el mundo.

Lo que vimos durante el cumpleaños 80 de la ONU es su precaria salud.

El sistema de cooperación internacional tiene dos problemas: el reparto de poder en el mundo hoy es distinto del reparto del poder cuando se creó Naciones Unidas.

El segundo problema es: ¿Cómo hacemos funcionar este sistema de cooperación internacional sin un poder hegemónico?

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