Starmer responde al auge de la ultraderecha con la idea de que controlar la inmigración irregular es progresista

Cuando el pasado 14 de septiembre cerca de 150.000 personas inundaron el centro de Londres convocadas por el líder ultraderechista e islamófobo convicto conocido como Tommy Robinson —su verdadero nombre, que oculta, es Stephen Yaxley-Lennon— saltaron por fin las alarmas en el Partido Laborista. Y muchos volvieron a echar de menos una respuesta más enérgica del primer ministro, Keir Starmer, que hasta ese momento casi había aplaudido el despliegue de banderas orquestado por todo el país a través de las redes sociales. La cruz de San Jorge, roja sobre fondo blanco, es el estandarte de Inglaterra, y el ultranacionalismo se ha apropiado de ella como símbolo de batalla.

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