Trump entierra por primera vez el sueño de una green card para 550.000 migrantes cubanos

Trump entierra por primera vez el sueño de una green card para 550.000 migrantes cubanos

Migrantes cubanos son rechazados por no tener cita mientras intenta solicitar una audiencia en la oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, en Miramar (Florida), en enero de 2025.

Castro siempre ha sido un ilegal, un prófugo de la ley. Aquí, o allá, aprendió a vivir en una especie de clandestinidad, porque lo cierto es que a Castro siempre lo han querido expulsar de algún lado. Cuando abandonó Tercer Frente, al oriente cubano, para asentarse en Limonar, al otro extremo del país, la policía se le encarnó, lo persiguió por no contar con documentos como residente en la provincia de Matanzas, lo multó y le confiscó aguacates, limones, cerdos, yogures o el carbón que hacía con sus propias manos, y que luego vendía en su carretón de caballo por las calles rotas y municipales de Cuba. Ahora, en Texas, tampoco quieren que esté. Se podría pensar que Castro es un migrante privilegiado por ser cubano, de los miles que llegaron desde hace décadas y se hicieron residentes, trabajaron duro, adquirieron propiedades, se convirtieron en ciudadanos y contribuyeron a Estados Unidos no solo con taxes, sino con una primera, segunda, y hasta tercera generación en la familia. Pero no es así.

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Darién Álvarez en su casa de Estados Unidos.

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