Primer año del Segundo Piso de la Transformación

El pasado primero de septiembre, por primera vez, una mujer rindió el Informe de Gobierno a toda la nación. Este hecho histórico, protagonizado por la presidenta Claudia Sheinbaum, culminó décadas de lucha por la igualdad y marcó la apertura de un ciclo en el que las mujeres encabezan la conducción del Estado mexicano. Sí, hemos llegado todas.

Nuestra Presidenta tenía mucho que informar: reducción de la pobreza, cambio profundo en el sistema de justicia mexicano, firmeza y prudencia en las relaciones internacionales y un largo etcétera, fruto de la voluntad y de su compromiso con el pueblo de México.

En materia energética el mensaje fue inequívoco: este país ha recuperado su soberanía. Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) vuelven a ser empresas públicas estratégicas para el desarrollo nacional.

Con instrumentos renovados, hoy el Estado mexicano se coloca como eje de las actividades estratégicas al desarrollar proyectos de infraestructura y promover la inversión orientada al bienestar y al crecimiento con justicia.

No es casual la cifra récord de inversión extranjera directa durante el primer semestre de 2025 (36 mil millones de dólares), la participación activa del sector privado en el Paquete Económico Contra la Inflación y la Carestía o en la Estrategia voluntaria para evitar el aumento del precio de la gasolina.

En los primeros meses de gobierno se aprobaron 19 reformas constitucionales y 40 legislativas; 13 del sector energético. Con ese cimiento, presentamos el Plan Estratégico 2025-2035 de Pemex, con instrumentos financieros novedosos para atender vencimientos de deuda y, al mismo tiempo, liberar recursos para nuevas inversiones.

Pemex produce, al día de hoy, alrededor de 1.2 millones de barriles diarios de petrolíferos refinados gracias a la operación conjunta de las refinerías Olmeca, Deer Park y la Planta Coquizadora de Tula; la producción de fertilizantes aumentó 17 por ciento respecto a 2024, contribuyendo de esta manera con la soberanía alimentaria.

Informó nuestra presidenta que la CFE cerrará 2025 con cuatro nuevas plantas de generación que suman 2 mil megawatts, y prevé otros 3,193 megawatts adicionales el próximo año por la entrada de cinco plantas más. A esto se suma la expansión privada con 6 mil 400 megawatts más a 2030, lo que confirma que la transición energética mexicana implica rectoría pública acompañada con iniciativa privada.

Además, este año se desarrollan 16 proyectos de transmisión con una inversión de 90 mil millones de pesos, y aspiramos a cumplir nuestro compromiso internacional de potenciar a México con un 35 por ciento de energías renovables en 2030.

A un año de trabajo también realizamos acciones de justicia energética, como la electrificación de comunidades indígenas de la Sierra de Durango y el programa de estufas eficientes para familias purépechas en Michoacán. El acceso a la energía no es sólo un asunto económico, sino también una herramienta de equidad y bienestar.

Los resultados de este primer informe también se perciben en la valoración internacional de nuestro país: Standard & Poor’s ratificó la calificación de deuda soberana de México en BBB, mientras que Moody´s Ratings subió la calificación de Pemex de B3 a B1 con perspectiva estable.

Lo anterior refleja que nuestro país conserva una posición sólida dentro del grado de inversión y mantiene la confianza de las agencias que evalúan nuestra deuda. Este reconocimiento confirma disciplina fiscal, prudencia monetaria y la solidez institucional de México, que se traduce en un Paquete Económico para 2026 que da continuidad a la responsabilidad económica y presupuestal de este Gobierno.

Este primer año de la presidenta Sheinbaum plasmó el segundo piso de la transformación comprometida con la transición verde, recuperando las empresas estratégicas y asumiendo que la energía es un derecho social. En suma, eso es lo que concentra la soberanía energética.

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