Día de la Amazonia: un llamado global ante la crisis climática

La conmemoración del Día de la Amazonia, cada 5 de septiembre, llega este año marcada por cifras contradictorias: los incendios en la selva brasileña cayeron 65% en julio, pero la deforestación aumentó 4% en el último año. Este panorama refleja los retos urgentes de conservación que estarán en el centro de la COP30 en Belém, donde el destino del mayor bosque tropical del mundo será clave para enfrentar la crisis climática global.
La cuenca amazónica es la selva tropical y sistema hidrográfico más extenso del planeta. Se extiende por casi 7 millones de km² y cubre alrededor del 40% de Sudamérica, repartida entre nueve países: Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa. Brasil concentra la mayor parte de su territorio, mientras que los demás países comparten el 40% restante.
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Agua y clima: la gran arteria de Sudamérica
Los árboles amazónicos cumplen un papel irremplazable en el ciclo hidrológico. Reciclan cerca de la mitad de la precipitación de la cuenca mediante transpiración y lluvias, formando los llamados “ríos voladores” que transportan humedad a lo largo de Sudamérica, irrigando campos agrícolas hasta Argentina. El río Amazonas, por sí solo, representa el 20% del agua dulce mundial que llega de los ríos al océano, con influencia directa en corrientes marinas y clima global.
Sin la selva amazónica, las lluvias que sostienen la agricultura de Sudamérica estarían en riesgo, con consecuencias económicas y sociales de gran escala.
Un paisaje humano y cultural
La Amazonia no es únicamente un territorio de naturaleza prístina; alberga a más de 47 millones de personas, incluidas 2.2 millones de indígenas pertenecientes a 410 pueblos, con cerca de 80 de ellos en aislamiento voluntario. Además, se hablan unas 300 lenguas distintas, testimonio de una diversidad cultural que guarda conocimientos sobre manejo sostenible de los recursos. Comunidades ribereñas, quilombolas y afrodescendientes también forman parte deeste mosaico humano que ha convivido con el bosque por siglos, transmitiendo prácticas de resiliencia y reciprocidad con la naturaleza.
Biodiversidad en riesgo
El bosque amazónico es uno de los mayores reservorios de vida del planeta, con más del 10% de todas las especies conocidas. Alberga alrededor de 16,000 especies de árboles y 390,000 millones de individuos. Allí habita casi un tercio de los mamíferos del mundo y una quinta parte de sus aves. Sin embargo, la deforestación y los choques climáticos avanzan con rapidez, amenazando especies aún no documentadas que podrían ser clave para la alimentación, la medicina y nuevas tecnologías.
Carbono y estabilidad climática
La Amazonia almacena más de 150,000 millones de toneladas de carbono, lo que la convierte en un elemento crucial para frenar el cambio climático. Pero las presiones recientes, deforestación, incendios más intensos y sequías prolongadas, están llevando a algunas áreas a pasar de sumideros a emisores de carbono. El Panel Científico para la Amazonia advierte que, de continuar estas tendencias, el ecosistema podría alcanzar un punto de inflexión en el que colapse y se transforme en sabana degradada, con efectos en cascada sobre el clima global.
Incendios y deforestación
En este año, las cifras ofrecen señales mixtas. Según la red de monitoreo MapBiomas, los incendios en la Amazonía brasileña se redujeron 65% en julio, con 143,000 hectáreas afectadas, tras dos años de sequías históricas. Sin embargo, la deforestación creció 4% en el último año, lo que refleja que la presión sobre el bosque sigue siendo intensa.
Según CIFOR-ICRAF, científicos plantean que proteger la Amazonia requiere una estrategia integral:
- Movilizar la conservación y restauración de ecosistemas.
- Construir una bioeconomía inclusiva, basada en el bosque en pie y ríos vivos.
- Fortalecer los derechos de pueblos indígenas y comunidades locales, cuya gestión probada reduce la deforestación.
- Escalar soluciones basadas en la naturaleza como la agroforestería y la agroecología.
Un recordatorio urgente
El Día de la Amazonia deja claro que el futuro del mayor bosque tropical del mundo es también el futuro de la humanidad. Las cifras recientes muestran avances en la reducción de incendios, pero el aumento de la deforestación evidencia que la presión sobre el ecosistema no cede.
De cara a la COP30 en Belém, en el estado de Pará en Brasil, la comunidad internacional enfrenta una decisión crítica: transformar la Amazonia en un modelo de bioeconomía inclusiva o permitir que avance hacia un punto de no retorno. El desafío no es solo ambiental, sino económico y social. Proteger la Amazonia significa resguardar el agua, los alimentos, el clima y la estabilidad de millones de personas.