Del antojo a la necesidad: cómo la cuesta de septiembre redefine la alimentación en México

Del antojo a la necesidad: cómo la cuesta de septiembre redefine la alimentación en México

En México, la llamada “cuesta de septiembre” se ha convertido en un nuevo obstáculo para los hogares. Tras absorber los gastos del regreso a clases, las familias enfrentan un doble golpe: la necesidad de ajustar sus compras de comida y el encarecimiento de la canasta básica.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), cerca del 38% del gasto corriente monetario de los hogares se destina a alimentos y bebidas. Esto significa que de los 15,891 pesos que en promedio gasta un hogar mexicano al mes, casi 4 de cada 10 pesos se dirigen únicamente a la alimentación, dejando poco margen para otros compromisos financieros.

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Gasto creciente en la mesa

El INEGI revela que, trimestralmente, las familias desembolsan 17,982 pesos en alimentos, bebidas y tabaco, un aumento del 8.1% respecto a 2024. Las carnes son el rubro más costoso, con un promedio de 3,247 pesos por trimestre, seguidas de los cereales (2,254 pesos) y las verduras (1,564 pesos).

Este repunte está ligado a la inflación alimentaria: entre 2022 y 2024 el gasto en proteína animal pasó de 174,262 millones a 208,833 millones de pesos, un alza real del 8%, mientras que las frutas subieron 17% y las verduras 11%.

Ajustes forzados en septiembre

Aunque no existen cifras oficiales exclusivas de septiembre, los especialistas apuntan que es un mes donde el consumo se contrae. Tras la carga de útiles escolares y colegiaturas, 8 de cada 10 consumidores declaran haber modificado sus hábitos de compra, ya sea priorizando productos esenciales (59%) o eligiendo alternativas más baratas (60%).

El 66% de los hogares buscan activamente ofertas o descuentos, mientras que otros optan por estrategias como comprar en tianguis y mercados locales, reducir el consumo de carne roja o recurrir a préstamos familiares para sostener el gasto alimenticio.

Entre la austeridad y la necesidad

La inflación ha cambiado la dieta mexicana: el pollo y el huevo se mantienen como las proteínas más consumidas por su accesibilidad, mientras que el consumo de carne de res se ha reducido en varios segmentos. Comer saludable en México es cada vez más caro, lo que obliga a las familias a replantear su forma de alimentarse.

El panorama deja ver que la “cuesta de septiembre” no solo se limita al pago de la escuela: es también el mes donde la despensa se convierte en un terreno de resistencia económica.

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