Transición energética en Nuevo León requiere acelerar la capacidad instalada renovable

Monterrey, NL. Nuevo León debe alinearse a la tendencia global de transformación energética, que implica un cambio estructural sin precedentes basado en la digitalización, descarbonización, descentralización y democratización. 

Esta transición no sólo está impulsada por organismos internacionales como la Agencia Internacional de Energía y el Foro Económico Mundial, sino también por las compañías que se están relocalizando en el estado y que deben cumplir con normas internacionales de uso de energías renovables y eficiencia energética, explicó a El Economista Eleazar Rivera Mata, director general del Clúster Energético de Nuevo León.

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El estado se ha posicionado como un nodo estratégico gracias a su peso industrial y al nearshoring, que concentra más del 76% de la Inversión Extranjera Directa (IED). En este contexto, la disponibilidad energética se convierte en un activo geopolítico, de acuerdo con el estudio “Despliegue de una estrategia para el desarrollo de habilidades de la industria energética de Nuevo León”, elaborado por el Clúster Energético con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Rivera Mata detalló que la entidad cuenta con más de 8,000 megavatios (MW) instalados, de los cuales 69% corresponde a ciclo combinado y sólo 12% proviene de fuentes renovables.

Recordó que el 6 de agosto de 2025, la Comisión Nacional de Energía (CNE) publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el acuerdo que establece los requisitos para obtener permisos de generación de autoconsumo interconectado en centrales de entre 0.7 y 20 MW.

Retos para generar más energías renovables

En este sentido, advirtió que el reto será la integración de esas energías renovables a nivel federal, mediante los reglamentos de la Ley del Sector Eléctrico (LSE) y de la Ley de Planeación y Transición Energética. “Nuevo León está bien posicionado en temas de energía en comparación con otros estados del norte, pero se requiere un marco jurídico que permita ampliar la generación distribuida”, señaló.

A nivel nacional, el Plan Nacional de Energía 2024-2030 marca un giro hacia un modelo de mayor rectoría estatal, con 54% de participación pública. Esta industria es clave para la economía mexicana: en 2024 aportó 717,000 millones de pesos, equivalentes al 2.11% del PIB nacional, según Data México.

El estudio elaborado por el Clúster Energético de Nuevo León y el BID, subraya que la capacidad renovable global duplicará su tamaño hacia 2030, al pasar de 4,250 a 10,000 gigavatios (GW), y que los sectores con mayor demanda de energía serán:centros de datos, movilidad eléctrica, refrigeración e inteligencia artificial.

“El verdadero reto está en (incrementar) la transmisión y distribución: la energía se genera y se consume, pero ¿cómo la vas a mover? Ahí es donde Nuevo León debe poner la lupa, siguiendo las normativas globales, ya que el 70% de la energía se destina al sector industrial”, concluyó Rivera Mata.

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