Deudas buenas, descubre si tu "mal necesario" te está costando más de lo que crees

Para muchos, la palabra deuda es sinónimo de terror y de miles de pesos en intereses tirados a la basura. Para otros, representa una oportunidad de crecimiento personal, profesional y laboral en el mediano y largo plazo o, como algunos dicen, un mal necesario.
Según la última Encuesta Nacional sobre Salud Financiera, que elaboró el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 36.2% de la población de 18 años y más tenía algún tipo de endeudamiento.
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¿Toda la carga financiera es mala? No, pero puede llegar a ser una “pesadilla” si no se maneja de forma correcta, porque -finalmente- genera intereses y éstos merman tus ingresos futuros, asegura Natali Lagarda, asesora en ahorro y retiro.
De acuerdo con la especialista, las deudas no se pueden meter en un solo costal, porque no son iguales: hay malas y buenas. Las primeras generan satisfacciones de corto plazo, al instante, como dar el tarjetazo para salir de vacaciones, renovar el armario o redecorar la casa sin tener los recursos suficientes para pagar en tiempo y forma.
Este tipo de impulsos forjan una bola de nieve en el endeudamiento, el cual termina por dañar nuestra estabilidad financiera y hasta mental.
Según el Inegi, 27.3% de la población con una deuda se ha atrasado con el pago de un crédito o préstamo, con niveles ligeramente más elevados entre los 18 y 49 años.
Además, 5% de los encuestados reconoció que tiene un endeudamiento excesivo y 11.1%, de nivel alto.
“Culturalmente, deuda es una palabra que está asociada a algo malo, a algo que hay que tenerle miedito”, dice Lagarda,
¿Cuál es la deuda buena?
Sin embargo, afirma que hay deuda buena que, si bien genera el pago de intereses, los beneficios que otorga son mayores al pasar de los años.
“Es aquella que te ayuda a generar valor, a generar ingresos, a crecer tu patrimonio, a acceder a algo que mejore tu calidad de vida”, explica.
Cinco situaciones positivas
La especialista enumera ejemplos de este tipo de endeudamiento:
- Créditos educativos: ayudan a tener una carrera, maestría o doctorado, lo que genera mejores condiciones de vida en el mediano y largo plazo.
- Financiamiento para un negocio. El equipo que se adquiera o las mejoras que se hagan van a permitir aumentar ventas y, por ende, tener mayores ganancias.
- Crédito hipotecario. Con un buen plan de pago te permite crecer tu patrimonio de forma importante.
- Una tarjeta usada estratégicamente. Si se emplea de forma correcta, puede ser considerada una deuda buena, ya que da beneficios como pagos parciales, puntos y cashback. Lo importante es ser un cliente totalero (liquidar todo lo que se compra) para no generar intereses en las fechas de corte.
- Consolidar deudas con mejores tasas. Ésta es una buena herramienta si tienes varias cargas financieras al mismo tiempo. Llevarlas a un instrumento que cobre menos es usar la deuda a tu favor.
El mal manejo tiene consecuencias
Hasta los créditos y préstamos considerados como buenos pueden poner en jaque tu salud financiera. Lo importante es conocer la capacidad de pago que tenemos para evitar sorpresas futuras.
Jennifer Aguilar Díaz, especialista en educación financiera de BBVA México, destaca que las deudas buenas y malas no deben pasar de 30% de los ingresos que se generan de forma mensual para evitar caer en estrés financiero y sobreendeudamiento.
“Una deuda buena se puede convertir en una mala, sin duda. El principal problema puede ser la mala administración, que, de entrada, nos endeudemos con más de lo que es nuestra capacidad de pago o que nos endeudemos con varias cosas al mismo tiempo y esto se vuelva una pesadilla; también, no tener un plan de pago, no leer las letras chiquitas o pagar el mínimo si es una tarjeta de crédito”, señala lagarda.
Luis trabaja de asistente administrativo y decidió comprar, junto con su esposa, un auto para trabajar en plataformas y generar más ingresos. Todo parecía ir bien, un ejemplo de deuda buena, hasta que con el tiempo se dio cuenta que cada vez trabajaba menos en la unidad. De salir cinco veces a la semana pasó a dos en cuestión de meses.
Con el tiempo, las mensualidades del carro fueron mayores que los ingresos generados, lo cual se sumó a otras deudas que tenía. “Nos quedamos con el auto, pero pasamos tres años apretados de dinero, porque no nos alcanzaba para todo”, narra.
Tómalo en cuenta
Para revertir las consecuencias de las deudas malas, es esencial seguir algunos principios básicos, de acuerdo con la Amafore.
• Gasta solo lo que puedes pagar: considera si un gasto, como salir a cenar o adquirir un nuevo par de zapatos, es viable sin recurrir a deudas.
• Evalúa las compras a meses sin intereses: estas pueden ser consideradas deudas buenas si: el producto o servicio adquirido tiene una duración mayor que el tiempo que tardarás en pagarlo o realizas los pagos puntuales; de lo contrario, perderás el beneficio de la oferta.
• No permites que múltiples compras a meses sin intereses absorban la mayor parte de tu ingreso.
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