Comercio electrónico en México debe empezar a medir sus emisiones de carbono

Comercio electrónico en México debe empezar a medir sus emisiones de carbono

El comercio electrónico en México no debe postergar una tarea básica de gestión: medir sus emisiones de carbono a lo largo de toda la cadena de valor, del almacén al domicilio, y de la devolución al reempaque. 

El crecimiento del comercio electrónico, el peso de la última milla y la tasa de devoluciones están entre las causas para realizar esta medición. Medir no es un ejercicio de relaciones públicas; es un punto de partida para reducir costos logísticos y energéticos, y ganar competitividad.

¿Qué son las emisiones de carbono?

En el contexto del comercio electrónico, las emisiones de carbono son los gases de efecto invernadero asociados a operaciones como consumo eléctrico en centros de distribución, transporte y última milla, refrigeración en cadenas de frío, fabricación y uso de empaques, manejo de residuos y procesamiento de datos en servidores.

Medir estas emisiones implica desagregar por etapas (origen–depósito–distribución–entrega–devolución) y por tipo de jugador: plataformas puras, como Mercado Libre o Amazon, retailers en línea y fuera de línea, como Walmart y Coppel, operadores de última milla, como Rappi y UberEats, y ventas por redes sociales).

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Envíos y devoluciones

Los envíos y las devoluciones concentraron 37% de las emisiones totales del comercio electrónico en 2020. Si no se interviene, el número de vehículos de reparto crecería 36% hacia 2030, con un aumento estimado de 6 millones de toneladas de CO2.

La última milla es intensiva en combustible, congestión y kilometraje vacío; y cada devolución reabre el ciclo de transporte, reempaque y procesamiento.

A esa presión se suma la tasa de devoluciones. En México, en 2024, alrededor de 23% de las compras online fue devuelto. Considerando el reempaque, el manejo en centros de distribución y la reexpedición, el componente de emisiones por unidad vendida puede deteriorarse rápidamente si no se corrigen políticas de tallas, fichas técnicas, fotos y ventanas de devolución.

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Comercio electrónico en México

México es hoy el mercado de mayor velocidad de crecimiento en ventas online retail a escala global: en los últimos cinco años, el comercio electrónico nacional promedió un alza de 37.5%, mientras que, a nivel mundial, el canal creció 14% anual en promedio.

En 2023, casi 66 millones de personas compraron en línea y el envío a domicilio se consolidó como el método preferido, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Ventas Online.

La foto operativa es heterogénea. No hay evidencia para afirmar que el comercio electrónico sea intrínsecamente más limpio que el retail tradicional, o viceversa: todo depende del diseño operativo, qué tan llenos salen los camiones, qué matriz energética alimenta los centros de distribución, qué tanto contenido reciclado hay en los empaques, qué tipología de flota se usa y qué tan eficiente es la política de devoluciones.

“Con la información disponible no hay evidencia suficiente ni para un lado ni para el otro… La competencia es por la eficiencia: llenar más los camiones, usar más energía renovable, elevar el contenido reciclado y optimizar la flota”, dijo Federico Gómez Guisoli, director de la consultoría ambiental Kolibrí en entrevista.

La tecnología también genera emisiones. El hosting, el procesamiento y el tráfico de datos, aunque de menor peso relativo frente al transporte,suman en plataformas de gran escala.

Para modelos en línea y fuera de línea, los temas de energía en infraestructura física y de datos conviven; para los operadores de última milla, el combustible manda. Para el comercio en redes sociales y los emprendedores, la palanca reside en elegir bien a sus proveedores y reducir las distancias de entrega.

Beneficios económicos de reducir las emisiones de carbono

De acuerdo con Gómez Guisoli, estos son los beneficios de reducir las emisiones de carbono en la industria del comercio electrónico:

1) Menos kilómetros, menos combustible: Optimizar ruteo, densificar entregas y limitar viajes fallidos reduce consumo de combustible y costos, y, por extensión, emisiones.

“Cuando reduces los kilómetros de una flota, reduces combustible, dinero y emisiones. No es un proyecto ambiental o económico, es ambas cosas”, dijo Federico Gómez.

2) Empaque inteligente, eliminar el aire: Rediseñar cajas para ajustar el volumen al producto permite hasta duplicar la cantidad de unidades por camión o contenedor. El resultado es que tienes las mismas emisiones fijas de ese viaje, más producto transportado, menor emisión por unidad y menor costo logístico por pieza.

3) Energía y datos con números en mano: En los centros de distribución y las dark stores, un recorte de 10% en consumo eléctrico puede ser financieramente significativo si la electricidad pesa en la estructura de costos.

4) Financiamiento como acelerador: La banca comercial en México ya ofrece líneas verdes para proveedores; el retailer o marketplace puede articular programas para que transportistas y pymes renueven flota o modernicen equipos.

5) Gestión integral de devoluciones: Si una de cada cuatro compras termina en retorno, la principal estrategia de mitigación climática es preventiva, mejores descripciones, tallajes claros, fotos nítidas y empaques que protejan sin sobrevolumen.

6) Ventas de proximidad: Vender más cerca recorta kilómetros de última milla y tiempos de ciclo. Como pilar estratégico, especialmente en tiendas de conveniencia, mejora el margen y reduce la huella.

El comercio electrónico en México crece y con él su huella de carbono. Medir emisiones, por etapa y por actor, es ahora una condición para competir: permite recortar kilómetros, energía y aire en las cajas, bajar devoluciones y abrir financiamiento para proveedores.

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

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