El Museo del Cacao y Chocolate abre sus puertas en el corazón del Centro Histórico

El Centro Histórico de la Ciudad de México da la bienvenida a una nueva y exquisita experiencia cultural que completará la visita de nacionales y extranjeros: el Museo del Cacao y Chocolate. Recientemente abrió sus puertas en la calle de República de Guatemala 24, a pocos metros del Zócalo capitalino, este museo ofrece un viaje inmersivo y multisensorial que celebra la rica historia, la cultura y la gastronomía del cacao.

Un espacio que enlaza la historia y el chocolate

El nuevo museo es la cuarta sede en México —Uxmal, Valladolid y Playa del Carmen— de la red global Choco Story, conocida por su enfoque no tradicional e interactivo. Lo que hace a esta sede particularmente especial es el edificio que la alberga: un inmueble colonial restaurado meticulosamente durante más de 12 años en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Es emocionante saber que durante los trabajos de restauración, se realizaron descubrimientos arqueológicos de gran relevancia, incluyendo una sección del Huei Tzompantli de Tenochtitlan, un hallazgo que subraya la profunda conexión del sitio con la historia prehispánica del país. Incluso el museo asignará un espacio para poder visitar dicho descubrimiento.

Agustín Otegui Saiz, directivo del museo, explicó a El Economista que la ubicación no fue una casualidad. “La idea era que en el corazón de Tenochtitlán, donde los mexicas le daban un valor tan grande al cacao, estuviera este museo. Es visita obligada para los turistas: después del Museo de Antropología, del Museo del Templo Mayor, de visitar los alrededores, tenemos el Museo del Cacao y Chocolate”, afirmó.

Experiencia interactiva y educativa

El museo está diseñado para que los visitantes sean protagonistas de su propio recorrido. La curaduría, trabajada con los socios belgas de Choco Story, combina tres elementos clave:

Histórico y cultural: Exhibición de artefactos, utensilios y datos que narran el origen y la evolución del cacao.

Inmersivo: Recreaciones como la de un barco español o un templo, que transportan al visitante a momentos clave de la historia del chocolate.

Interactivo: Juegos, audioguías en cinco idiomas y demostraciones de chocolateros para un aprendizaje dinámico y atractivo.

Una de las actividades más destacadas es el taller de chocolate, donde los visitantes, a partir de los cinco años, pueden crear sus propias barras y personalizarlas. “Es una experiencia única porque al final te llevas tu creación como un souvenir de la visita al museo. La gente sale feliz”, comentó Otegui. El museo también promete mantener su contenido fresco, con salas dinámicas y actualizaciones constantes de datos y exhibiciones, gracias a la investigación continua de sus fundadores.

El peso histórico de México en el mundo del cacao

Aunque la investigación reciente sugiere que las primeras civilizaciones en consumir cacao pudieron haber sido otras, Otegui enfatizó que México conserva una relevancia indiscutible. “No es lo mismo el origen que el uso”, explicó, usando una analogía con el jitomate y la salsa italiana. “Los mayas y mexicas le dieron ese contexto y ese poder, usándolo como moneda, tributo y en rituales. Es ahí donde el cacao toma relevancia a nivel mundial”.

El nuevo Museo del Cacao y Chocolate invita a locales y turistas a redescubrir la riqueza del centro histórico a través de esta experiencia integral que combina historia, gastronomía, ciencia y arte.

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