Científicos revelan el GPS oculto en tu cerebro; así funciona la brújula interna

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Una brújula en la cabeza En roedores ya se habían identificado células especializadas que funcionan como una brújula interna. Pero hasta ahora, comprobar un mecanismo parecido en humanos durante la navegación en movimiento había sido un enorme reto. Para lograrlo, los investigadores usaron una combinación innovadora: realidad virtual (RV) y resonancia magnética funcional (fMRI). Quince voluntarios, hombres y mujeres, recorrieron una ciudad virtual diseñada como si fueran taxistas: recogían y dejaban pasajeros en distintos puntos. Mientras lo hacían, la actividad cerebral de cada participante era monitoreada. El resultado fue sorprendente: se detectaron dos regiones clave que funcionaban como esa brújula interna: El complejo retrosplenial, en la corteza posterior-medial. El lóbulo parietal superior. Lo más impresionante es que la señal de dirección se mantenía estable aunque los investigadores cambiaran el aspecto visual de la ciudad, aunque los voluntarios se movieran por diferentes zonas o aunque realizaran distintas fases de la tarea. En otras palabras, la brújula del cerebro seguía firme, como si dentro existiera un eje “norte-sur” que da coherencia al movimiento.
Implicaciones para la salud y la tecnología El doctor Russell Epstein subrayó que estos hallazgos podrían tener un gran impacto médico: “Perder el sentido de la orientación es algo que puede ocurrir en enfermedades neurodegenerativas. Explorar más a fondo la función de estas regiones podría ayudar en la detección temprana o el seguimiento de la progresión de estos padecimientos”, explicó. La investigación también abre la puerta a nuevos apoyos tecnológicos para personas con discapacidad visual, al entender mejor cómo el cerebro combina señales internas y externas para ubicarse en el espacio. Además, el estudio demuestra el poder de la realidad virtual como herramienta científica. Aunque se trató de un experimento con apenas 15 participantes y en un escenario digital, los especialistas confían en que futuras investigaciones, con realidad aumentada o seguimiento de movimiento en entornos reales, refuercen y amplíen estos resultados.
Una brújula no magnética, sino cerebral En resumen, los humanos —al igual que muchos animales— contamos con una brújula interna. No se basa en el magnetismo terrestre, sino en complejos circuitos neuronales que interpretan la geometría del entorno y nos mantienen orientados. Este hallazgo no solo responde a una de las preguntas más intrigantes sobre la cognición humana, sino que también abre una esperanza: comprender mejor cómo funciona nuestra orientación puede transformar la vida de quienes la pierden por causas neurológicas.
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