La desesperanza por las medidas de Trump daña la salud mental de los migrantes

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La salud mental de los migrantes que siguen la ruta hacia Estados Unidos empeoró en el último año, especialmente después del triunfo y del inicio del gobierno de Donald Trump. En México, de acuerdo con un informe de la organización Médicos Sin Fronteras, aumentaron las atenciones psicológicas a esta población tras un repunte de casos de ansiedad, depresión y sentimientos de desesperanza provocados por los abruptos cambios en la política migratoria en enero de este año.

“La presión sobre personas migrantes, las redadas y las devoluciones forzadas, la complejidad para solicitar asilo son medidas que tienen un impacto en la salud mental” de las personas migrantes, indicó Lucía Samayoa, coordinadora de proyecto para MSF en Tapachula, México, durante la presentación del reporte “Rechazados. El devastador impacto humano de los cambios de política migratoria en Estados Unidos, México y América Central”. En algunos proyectos de MSF en México también se registran cuadros de salud mental muy graves en una mayor proporción de pacientes. “Ha habido un aumento de los casos severos y casos complejos de salud mental que incluye depresión mayor, ansiedad y trastornos complejos para proteger, que requieren el uso de psicofármacos. Ya no es una terapia, ya no es simplemente hablar con el psicólogo, sino que requieren también una terapia guiada por un psiquiatra y con medicamentos”, explicó Henry Rodríguez, jefe de la misión de MSF en México.

Aumento de las consultas Los equipos de MSF brindaron casi 17,000 consultas individuales de salud mental, la mayoría de ellas motivadas por eventos violentos como tortura, secuestro, extorsión, robo, trabajo forzoso y explotación sexual. Tres cuartas partes de estas consultas se llevaron a cabo en México, donde se desarrolló la mayor parte de las actividades de MSF en la región y los migrantes permanecen por periodos más largos, y el resto de las atenciones fueron en países centroamericanos: Guatemala, Honduras y El Salvador.

A pesar de que las consultas de atención general disminuyeron desde enero de este año, luego de la llegada de Trump al poder, no lo han hecho los requerimientos relacionados con salud mental. “Entre enero y mayo de 2025, aunque las consultas de atención primaria de salud se redujeron un 28% en comparación a los meses de agosto-diciembre de 2024, las consultas en salud mental aumentaron un 5 % en el mismo periodo”, señala el informe. Hay varias razones que explican este aumento. Muchos pacientes han tenido una necesidad obvia y fundamental de apoyo en salud mental debido a la violencia recurrente que sufren y a sus condiciones de vida, que suelen ser precarias. El personal de la organización en los distintos puntos de la ruta migratoria no solo son víctimas del crimen organizado, sino de otros actores, lo que empeora su situación. “Hemos visto, hemos sido testigos y hemos escuchado muchos testimonios también de todo el abuso policial, el abuso de las fuerzas militares, el abuso de las autoridades y también la xenofobia, la discriminación que existe por la población local y por otras poblaciones que ya están, digamos, más tiempo allí”, dijo Rodríguez. A estos factores desencadenantes, que suelen ser ya comunes para la experiencia migrantes en Centroamérica y México, se sumó en los últimos seis meses la incertidumbre provocada por los drásticos cambios políticos y la desesperación después de darse cuenta de que todos los esfuerzos por llegar a su destino fueron en vano.

“Muchos se encuentran en un limbo: ¿Qué voy a hacer ahora? Después de vivir situaciones de violencia en su país de origen, a lo largo de la ruta migratoria y en México, finalmente llegan a Ciudad Juárez para volver a vivir violencia… La desesperanza es una característica muy marcada en personas que ya han agotado sus recursos”, dijo Daniel Bruce, referente médico de MSF en Ciudad Juárez, Chihuahua. Hay ciudades donde la gravedad de la situación es mayor, como en Tapachula, Chiapas, en la frontera sur de México y donde miles de miles de migrantes quedan varados. Aquí, el número mensual de consultas individuales de salud mental casi se duplicó desde noviembre de 2024, cuando el resultado de las elecciones en Estados Unidos comenzó a plantear nuevas preocupaciones a los migrantes y solicitantes de asilo. “Al principio, era como una negación; ahora han tenido que aceptar que no irán a Estados Unidos y que están en Tapachula enfrentando una nueva realidad porque no pueden o no quieren regresar a su país. Los síntomas son cada vez más intensos. Viven bajo mucha presión y estrés”, dijo Samayoa para el informe. En los proyectos de Reynosa y Matamoros, ubicados en la frontera norte con Estados Unidos, las consultas psicológicas aumentaron en enero, impulsadas por el impacto inicial en personas que ya habían agendado sus citas con CBP One, pero las consultas disminuyeron de manera drástica y sostenida en los meses siguientes.

“A finales de enero estalló una crisis colectiva. Afectó a personas que habían estado viajando durante meses o años y estaban a pocos días de su cita, desplazados internos que no tenían opción de regresar a sus lugares de origen. Muchos estaban experimentando una profunda angustia, lo que nos llevó a proporcionar intervenciones de emergencia con primeros auxilios psicológicos en los campamentos”, explicó Carolina López, coordinadora de proyecto de MSF en Reynosa y Matamoros. En Centroamérica, el equipo en Guatemala ha visto un número significativo de pacientes retornados. Si bien no hay una variación importante en los padecimientos observados en el último año y medio, con predominio de la ansiedad, desde enero de 2025 la depresión se ha convertido más claramente en el siguiente síntoma y, posteriormente, el trauma. “El sueño se ha derrumbado. Han sufrido más durante su estancia en México debido a la violencia y las malas condiciones… No es que el diagnóstico cambie, pero el panorama se ha deteriorado aún más”, señaló en el informe Carmen López, gestora de actividades médicas móviles de MSF en Guatemala.

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