¿Cuál es el alboroto con ChapGPT-5 y qué significa para el futuro?

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El 7 de agosto de 2025 fue la presentación de uno de los productos más esperados en el planeta y, desde entonces, se han desatado toda clase de críticas que van desde la glorificación hasta el rechazo. Por un lado, el lanzamiento fue poco menos que estelar, conducido en un entorno que apelaba más a un proyecto escolar que a la pirotecnia que muchos anticipaban para un evento de tal magnitud. Sin embargo, detrás de esa falta de espectacularidad y de presunción excesiva se revelaron cuestiones que cambiarán profundamente el futuro de las estructuras sociales y económicas para siempre.

En resumen, ChatGPT-5 entrega razonamiento más inteligente y rápido, menos “alucinaciones” (errores), una ventana de contexto ampliada, capacidades multimodales y agénticas, integraciones con voz y un sistema unificado sin selector de modelos. Sin embargo, la actualización más relevante que redefinirá las reglas de los mercados y las interacciones humanas desde sus cimientos es poner en manos de cualquiera la posibilidad de crear aplicaciones digitales “a la carta” sin necesidad de escribir —o entender— una sola línea de código. ¿Por qué esto es tan significativo? En síntesis, porque nuestra vida cotidiana ya transcurre dentro de aplicaciones. Según Global Web Index (GWI), en 2025, el usuario promedio pasa 6 horas y 38 minutos en línea cada día. En móvil, ese promedio ronda las 3 horas y 46 minutos diarias. La gran mayoría de ese tiempo se consume dentro de apps, no en navegadores. Si crear software se vuelve tan fácil como pedirlo, la economía de las apps no solo crecerá: se redistribuirá. El tamaño del mercado refleja la magnitud del cambio. En 2024, el gasto global en compras y suscripciones dentro de aplicaciones móviles alcanzó los 150,000 millones de dólares, un aumento del 13% respecto al año anterior. En paralelo, el tiempo mundial dedicado al uso móvil creció un 5.8%, llegando a 4.2 billones de horas. Las aplicaciones de Inteligencia Artificial generativa atrajeron casi 1,100 millones de dólares en gasto, un crecimiento de más del 200%. Si sumamos consumo directo en tiendas y publicidad móvil, la economía de las apps supera con holgura el medio billón de dólares al año y absorbe una fracción creciente de nuestra atención. La novedad con GPT-5 no es “usar mejor” las apps, sino generarlas al instante. El modelo puede crear sitios, juegos y aplicaciones completas con un solo prompt, con criterios estéticos y funcionales aceptables: por ejemplo, un tablero de ventas con alertas, un sistema de seguimiento de clientes o un flujo de cobranza vinculado al calendario… y todo listo en minutos. Es la transición de “consumir herramientas” a “producir herramientas”. El impacto en productividad ya lo anticipaban las plataformas de “bajo código”. Estudios reportan retornos superiores al 200% en tres años y reducciones de hasta un 50% en tiempos de entrega. Si eso ocurría usando componentes visuales y plantillas, el multiplicador se dispara cuando basta una orden en lenguaje natural: más iteraciones, más experimentos, más soluciones creadas por quienes viven directamente el problema. Ejemplos abundan. Una pyme puede pedir una micro-app que cotice en tiempo real, se conecte al inventario y envíe propuestas por correo: una sola venta grande paga el desarrollo exprés y deja el flujo operando. Un área de riesgo puede instalar en unas horas un panel antifraude combinando reglas simples y revisión humana, reduciendo pérdidas al instante. En salud, un consultorio automatiza el triage previo y acorta tiempos de espera; en educación, un profesor genera una app que adapta tareas según el nivel de cada alumno y sincroniza calendarios, liberando horas de coordinación. En lo personal, cualquiera puede crear herramientas que organicen finanzas, planifiquen entrenamientos o coordinen cuidados familiares, mejorando tiempo, dinero y bienestar. Este nuevo poder reconfigura el mercado: el cuello de botella deja de ser programar y pasa a ser diseñar bien —entender el problema, medir resultados, controlar permisos, cuidar la privacidad—. La distribución y el descubrimiento de apps se vuelven esenciales; el costo marginal de crear se acerca a cero, y el valor se traslada a diseño, datos y confianza.

¿Y los retos? Esta capacidad todavía se perfecciona. Persisten límites de ejecución final, fiabilidad, sesgos y desafíos de seguridad. No todas las tareas admiten automatización sin supervisión, ni todas las organizaciones están listas para abrir sus datos a agentes inteligentes. Pero la dirección es inequívoca: GPT-5 es el primer paso para “modificar la realidad digital a la carta” con herramientas a medida nunca vistas. Hoy vislumbramos el bosque. Mañana, cada árbol —cada app— nacerá de una simple intención. ____ Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Etología Económica en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Sistema 3: La Mente Creativa (2025), Homo Creativus (2024), Biointeligencia Estratégica (2023), Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G-8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de empresas nacionales y transnacionales. Encuentra sus libros en Amazon y síguelo en Facebook , Instagram , YouTube y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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