Contraoferta laboral: Cuando la ambición opaca al talento

Sin duda, al momento de aceptar una propuesta laboral influyen muchos factores: la cultura laboral, las instalaciones, el plan de carrera, el tipo de organización, la propuesta económica, entre muchos otros. Pero cuando toca definir el grado de importancia, parece que la propuesta económica es la más relevante. Porque uno puede pensar, “aunque la empresa esté lejos o sea un ambiente hostil, si me pagan bien, aceptaría el trabajo”.

Esto quiere decir que, en ocasiones, el tema económico opaca los demás factores. Pero ¿qué sucede cuando llegas a una empresa donde, como candidato, estás contento y cómodo con tu salario y, con el tiempo, gracias a los proyectos implementados y tu trabajo, te das cuenta de que tu compensación está por debajo de lo que tu talento vale en el mercado? Lo identificas porque otra empresa te busca para ofrecerte un puesto parecido al que tienes, quizá con menor carga de trabajo, pero con una compensación mayor.

En estos casos, ¿qué es lo mejor? ¿Tomar la oferta externa o hablar con tu empleador para que te iguale la propuesta? Es una decisión personal, pero para contextualizarlo con ejemplos del deporte de élite, podemos hacer una analogía, ver qué se hizo bien, qué se pudo abordar de forma distinta y entender que, a pesar del talento, las circunstancias no siempre nos llevan a las mejores decisiones.

Caso Cristiano Ronaldo (CR7)

En el verano de 2018, Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro dejó de pertenecer al Real Madrid, después de una larga discusión con su presidente. A pesar de tener resultados extraordinarios, consideraba que no estaba compensado acorde a su talento y aportación al equipo. Como desenlace, el club decidió venderlo a la Juventus por una fuerte suma de dinero, y el jugador recibió el incremento que pedía. Parecía una buena decisión para ambos. El problema fue que el Real Madrid cayó en varias temporadas sin mostrar el mismo nivel que con CR7, y terminó haciendo gastos innecesarios, como la incorporación de Mariano o Eden Hazard, sin obtener resultados cercanos.

Por su parte, CR7 ganó algunos trofeos con la Juventus, pero jamás logró figurar en la Champions League, el torneo en el que quería seguir demostrando que era el número uno. Su desempeño individual se mantuvo alto, pero colectivamente el talento de sus compañeros no estaba al nivel del Real Madrid. El resultado, para ambos, no fue el esperado.

Probablemente, el Real Madrid no debió esperar a que CR7 se mostrara molesto con su salario y tendría que haber sido más asertivo para blindar a su máximo talento. Y, por otro lado, CR7 quizá debió esperar un poco más y seguir demostrando resultados extraordinarios, porque su decisión lo llevó a perder un clima laboral en el que tenía todo a su favor.

En reflexión, si estás en una situación similar, esta es una buena forma de abordarla:

  1. Identifica el valor de tu talento. Si crees que tu compensación no está en línea con tu aportación, analiza el mercado para confirmar si es una percepción o una realidad. Esto te permitirá conversar con tu líder buscando opciones, de forma clara y equilibrada.
  2. Analiza el futuro. A veces recibirás el aumento que buscas, pero en el mediano o largo plazo tu carrera podría estancarse, ya sea porque no hay espacio para crecer o porque, tras un ajuste salarial, la empresa no quiere mover a esa persona de su puesto.
  3. Toma una decisión con respeto. Si decides asumir un reto externo, recuerda que los resultados no siempre son inmediatos, el contexto cambia y deberás adaptarte a un nuevo lugar, equipo y cultura. Si al final crees que no fue la mejor decisión, sé maduro para crecer desde esa incomodidad.

Las carreras profesionales son relativamente cortas, pero son unos 30 años productivos en el mercado laboral. Por eso, cambiar de trabajo no debe basarse sólo en lo económico, sino también en la proyección, la estabilidad de la empresa y las oportunidades de crecimiento.

Hoy en día existen career coaches, personas que, a través de un método de preguntas, ayudan a descubrir cuáles son los detonadores para buscar una nueva oportunidad laboral, considerando no sólo el aspecto financiero —fundamental, pero no único—, sino también otros factores que impulsan el desarrollo profesional.

Por último, las contraofertas suelen ser la peor decisión para retener talento. Como empresa, envías el mensaje de que no identificaste a tu gente clave ni la cuidaste de forma proactiva, y no sólo en lo económico. Las contraofertas deben darse únicamente a quienes, con transparencia, han demostrado que no tenían intención de irse, pero recibieron una propuesta externa muy agresiva en compensación y quieren seguir en la organización.

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