Genéricos, motor del creciente mercado farmacéutico mexicano

En un país donde las enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes y la hipertensión afectan a millones y en un contexto donde no se logra poner fin a los problemas de desabasto en el sistema público, los medicamentos genéricos son un pilar para democratizar el acceso a la salud.

El mercado farmacéutico de México está valorado en cerca de 20,000 millones de dólares en 2024, según Market Research Company, Reports and Consulting (IMARC); el segundo más grande de Latinoamérica, sólo detrás de Brasil. Y el sector no solo crece a un ritmo constante, sino que proyecta una expansión anual superior al 10% entre 2024 y 2030, impulsado por factores como el envejecimiento poblacional, la demanda de tratamientos asequibles y reformas regulatorias recientes.

El crecimiento del mercado farmacéutico mexicano, que según INEGI, alcanzó ventas totales de 536,530 millones de pesos en 2022, se ha acelerado en los últimos años. Para 2025, se estima un avance promedio anual del 10%, con proyecciones que lo llevarán a 38.5 mil millones de dólares para 2033. Este dinamismo se divide en segmentos clave: el mercado privado representa el 70% en valores, mientras que el público cubre el 30%, aunque en unidades el público domina con el 80%. Esta dualidad refleja un sistema fragmentado, donde el privado actúa como ´válvula de escape´ ante reacomodos institucionales que no terminan de asentarse, desde el Seguro Popular hasta el IMSS-Bienestar.

Los genéricos son el corazón de este crecimiento accesible. A nivel global el mercado de medicamentos genéricos se valora en 413.6 mil millones de dólares en 2024. El impacto en los sistemas de salud es profundo: al ingresar al mercado, en 3 a 4 años los precios se reducen hasta la mitad, beneficiando a mayor población que las opciones de innovación cuando tienen aún la exclusividad de venta que da la protección de patente. Este espíritu de los genéricos es noble porque fomenta la equidad sanitaria y expande el acceso a innovaciones una vez que expiran las patentes, equilibrando el respeto a la propiedad intelectual con el derecho público a tratamientos asequibles.

Pero en México persisten desafíos regulatorios que frenan ese potencial. El llamado linkage entre la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) ha sido un cuello de botella histórico, que la actual administración se impone remediar. El retraso histórico en aprobaciones impide que los genéricos salgan al mercado inmediatamente después de la expiración de una patente, y es un pendiente regulatorio crucial. Acciones de titulares de patentes para extender exclusividades agravan el problema.

En marzo de este 2025 salió un nuevo decreto clarificando directrices del sistema de linkage, que busca mejorar la coordinación para genéricos y biosimilares. Dicha reforma, junto con una mejor gestión regulatoria, han acelerado los registros, y la propia industria ya lo percibe.

Eso tiene que ir en favor de los pacientes, pues los genéricos impulsan no solo ahorros –crucial en un país como México con alta prevalencia de enfermedades crónicas–, sino también la competencia. En la producción hay creciente competencia, pero también en la comercialización. Las farmacias en México se componen por diversidad de jugadores –cadenas, independientes y consultorios adyacentes a farmacias (CAFs)– lo que, a decir de especialistas, autorregula el sector, ofreciendo opciones para todos los bolsillos. En particular, los cerca de 18,000 CAFs, que hoy cubren más atención primaria que el sistema público, se abastecen mayoritariamente de genéricos, contribuyendo al crecimiento del privado.

Si se llega a concretar lo establecido en el Plan México de la presidenta Claudia Sheinbaum, para 2026 se supone que las compras públicas priorizarán laboratorios nacionales, potenciando genéricos locales. Siendo optimistas, con un crecimiento proyectado del 7.1% global en farmacéuticos hasta 2031, hay quien estima que México podría liderar en Latinoamérica si resuelve las barreras restantes. Los genéricos no son solo una alternativa barata; son el puente hacia una salud inclusiva en un mercado en ascenso. Para maximizar su impacto, urge fortalecer un linkage adecuado y fomentar inversiones en producción local, donde existen varias grandes farmacéuticas con una posición sólida que están dispuestas a entrarle, como se anunció en la conferencia presidencial hace unas semanas.

Asofarma se convierte en Adium y es número 1 en mercado ético

Adium, farmacéutica de origen argentino antes conocida como Asofarma, que opera en México desde hace 37 años, se consolida con sus 1,060 empleados, ascendiendo en 4 años del número 6 al primer lugar en el mercado ético (de prescripción con receta) superando a competidores como Siegfried, Senosiain y Astra desde 2023. Planea duplicar su portafolio para 2027, ingresar al mercado de fármacos sin receta (OTC) y alcanzar el top 3 general, con crecimiento a doble dígito anual por encima del mercado (5-6%). Su director José Miguel Fonken nos cuenta que desde su planta en Xochimilco, especializada en granulados y hormonales oncológicos como Tamoxifen, Adium exporta a países del Pacífico y Centroamérica, fabricando 9 millones de piezas anuales con apoyo de maquiladores. Recién invirtió 20 millones de dólares en un centro tecnológico en Iztapalapa para desarrollo y control de calidad, donde emplea a 60 especialistas. Su portafolio incluye unas 60 marcas, enfocadas en líneas como medicina general (analgésicos, osteoarticulares, urología) y oncología con licencias de alta especialidad, como productos de Regeneron para cáncer de pulmón, de piel y de cérvix. A nivel regional, Adium ocupa el quinto lugar, liderando en varios países.

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