En pie de guerra por el penacho de Moctezuma
En 2021, mientras México recordaba los 500 años la caída de la Gran Tenochtitlan y el gobierno pedía la repatriación de piezas históricas, un grupo de austriacos encabezados por Julian Reinisch protestaba ante el Museo de Etnología de Viena (Museum für Völkerkunde) pidiendo la devolución del penacho de Moctezuma. “Not our corona”, coreaban los manifestantes.
En pararelo, los creativos Sebastián Arrechedera, el Pana, y Yosu Arangüena planeaban “hackear” nada menos que el engominado recinto infiltrando audioguías para contar una historia diferente acerca de la pieza que, cinco siglos después, sigue causando controversia y que el gobierno de México ha reclamado oficialmente por lo menos en tres momentos: 1991, 2010 y 2021.
El Pana y Arangüena no concebían que la preciada pieza de arte plumario, objeto de devoción para miles de mexicanos, estuviera en un museo extranjero. Así que se asesoraron con abogados, contactaron al proveedor de las audioguías del museo vienés y un 13 agosto de aquel año grabaron un audio de ocho minutos en la voz del activista Xokonoschtletl Gómora, quien lleva 40 años reclamando la devolución del penacho, para luego infliltrar 50 “audioguías de la verdad” para que los visitantes pudieran escuchar la historia desde la perspectiva del pueblo conquistado.
“Hackeamos el sistema de audio del museo introduciendo las audioguías y documentamos las reacciones de los visitantes”, dice el Pana a El Economista, a propósito del aniversario 504 de la rendición mexica.
Not our corona
La “intervención artística”, como la califica el Pana, una “osadía”, como se viralizó en las redes sociales, fue noticia relevante en toda Europa.
Esta historia verá muy pronto la luz, narrada por sus protagonistas, en un corto documental que se titula Not our corona, del cual Sebastián Arrechedera es director.
“Es un corto, que espero que algún día se convierta en largomemetraje, que saldrá a mitad o finales de septiembre, estamos en etapa de postproducción, y se llamará Not our penacho (No es nuestro el penacho), pero la palabra penacho está tachada y se sobrepuso la palabra corona; así que en realidad se llama Not our corona, porque lo que intenta es plantear la dicotomía de si era un penacho o una corona y porque además es la frase de protesta que lanzaron los propios manifestantes austriacos frente al museo”, explica.
Reabrir la conversación
“Además, está pensado en inglés, porque quiero que se vea afuera y que ‘festivalee’, porque siempre ayuda estar en un festival y mucho más ganar un premio”, añade quien este año ha recibido galardones en el Festival de Cannes por el cortometraje The Ugliest Sweater y en Spotify por el podcast Los niños del narco.
El realizador afirma que las intenciones del documental son dar voz a aquellos que han sido ninguneados por la academia y la política y que reclaman que el penacho regrese a México; abrir de nuevo la conversación sobre la posibilidad técnica de devolver la pieza, porque en el 2012 se dijo que no había condiciones para transportarlo porque corría el riego de sufrir daños irreparables .
“Estamos en un momento en que podemos replantear la narrativa y las posibilidades técnicas, ahora que se están celebrando los 700 años de la fundación de Tenochtitlan”.
Además, considera que hay un clima favorable en el mundo para hablar de repatriación del patrimonio cultural extraído de los territorios conquistados, un clima que hace una década no existía.
Pero hay un elemento que para Sebastián es más importante: que más allá de las consideraciones histórica de los estudiosos, no hay duda de que el penacho pertenece a la historia de México y a sus actuales habitantes y que hay miles de mexicanos que anhelan tenerlo de vuelta, “porque para un montón de personas ese objeto tiene un simbolismo espiritual que los conecta con sus raíces”.
Un regreso apoteósico
El Pana Arrechedera abriga la esperanza de que su documental avive la llama y el fervor por traer de vuelta el penacho, pero por lo pronto su iniciativa propició que la legisladora Petra Bayr introdujera una moción en el parlamento austriaco para analizar la viabilidad de su traslado a México.
Y sueña con un retorno apoteósico. “Me imagino que el día que llegue (el penacho), lo vamos a recibir como cuando Tláloc entró al zócalo (en 1964) y todo mundo festejando, se me ocurre que la llegada del penacho de Moctezuma va ser algo parecido, nos hace mucha falta un momento así”, concluye.
Sobre el “penacho de Moctezuma”
- Se exhibe en el Museo de Etnología de Viena clasificado dentro de la colección “Tesoros del México antiguo”; es una obra de los amantecas mexicas. Está datado en 1515 y probablemente salió del territorio en 1520.
- Es un tocado elaborado con más de 400 plumas de quetzal y otras aves y decorado con tejuelos de oro en forma de medias lunas y piedras preciosas.
- Aunque se considera invaluable por su singularidad histórica, está asegurado por la suma de 50 millones de dólares.
- Entre 2010 y 2012 una comisión mexico-astriaca de especialistas emprendió un proceso de restauración y realizó un estudio exhaustivo de la pieza, determinando que no resistiría viajar a México.