Reforma Judicial en México: politización a la vista
La reforma judicial propuesta por el presidente en junio de 2024 encendió un debate nacional sobre el futuro del Poder Judicial.
La iniciativa planteó que jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte fueran elegidos por voto popular, una medida que, según el Ejecutivo, busca acercar la justicia a la ciudadanía.
Pero críticos advierten que podría abrir la puerta a la politización de uno de los poderes más sensibles del Estado.
El paquete de reformas constitucionales incluyó: elección directa de ministros, jueces y magistrados; reducción del número de ministros de la Suprema Corte de 11 a 9; creación de un Tribunal de Disciplina Judicial para sancionar conductas indebidas y duración del cargo judicial limitada a 12 años, sin posibilidad de reelección.
El presidente defendió la propuesta como una respuesta al “hartazgo ciudadano” frente a un sistema judicial que, según él, ha protegido intereses de élites y actuado en contra del pueblo.
La comunidad jurídica está dividida. Algunos constitucionalistas ven con buenos ojos la idea de democratizar el acceso a cargos judiciales, pero advierten que sin filtros técnicos, el sistema es vulnerable a intereses partidistas.
Elegir jueces por voto popular puede sonar democrático, pero sin controles adecuados, es una extensión del poder político.
Por su parte, el ministro en retiro José Ramón Cossío ha advertido que la reforma debilita la independencia judicial, al someter a los jueces a presiones electorales y mediáticas.
Ahora su implementación requiere de la implementación de las reformas secundarias y una reingeniería institucional.
Por ahora, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación no ha sido nombrados a tres integrantes del nuevo Órgano de Administración Judicial (OAJ), que sustituye al Consejo de la Judicatura Federal. Por ahora, el descuartizamiento entre los miembros elector en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Tribunal de Disciplina Judicial está a la orden por las posiciones políticas y administrativas.
Querido lector, la reforma judicial es una oportunidad de avance y retroceso, los hierros en el proceso apuntan a que vamos como los cangrejos, nomás pa’ tras. Por ahora no hay señales de que haya una reforma de calidad en la justicia más allá del blof electoral. Hasta la próxima.