¿Cómo proteger las infancias en México?

El caso de Fernando no puede más que estremecernos. Un menor de cinco años, secuestrado por sus vecinos, para hacer presión y obtener el pago de un préstamo a la madre, es imperdonable, pero,lo que es aún más indignante, es que fuera asesinado. Fernando fue torturado, golpeado y asesinado por una deuda de mil pesos que su madre no pudo pagar en los Reyes, La Paz, Estado de México a unos vecinos. Así, tras un peregrinar para solicitar auxilio por parte de la madre, la intervención de las autoridades y un caso abierto donde hay tres detenidos, hoy un niño está muerto por un precio de mil pesos.

Esta es nuestra realidad. Esta es una de las formas mediante los cuáles miles de niños en México, por distintas causas se ven envueltos en la geografía de la furia, de la inhumanidad, de la violencia y la crueldad en nuestro país, y lo peor de todo, es que, como sociedad, sólo vamos contabilizando los números de las atrocidades, sin indignarnos y realmente intervenir drásticamente para que estas situaciones sean erradicadas. Nos hemos vuelto cada vez más tolerantes al horror, y la anestesia social se esta volviendo una forma de habituarnos día a día a consentir lo que nos pasa y no podemos ni debemos permitirlo.

Fernando murió por la extrema crueldad, apatía y monstruosidad, en manos de personas que lo trataron como mercancía. Como una vida que se usa y se desecha cuando pierde utilidad sin importar nada más. El caso de Fernando se suma a otras situaciones similares, en donde las múltiples causas de muertes de niños, niñas y adolescentes menores de edad y su incidencia nos deben dejar perplejos, no para evadirnos sino para comenzar a actuar.

Para tener un mapa más claro de lo que ocurre con los peligros que viven cientos de niños, niñas y adolescentes en nuestro país a los cuales parece no llegarles la justicia y las garantías del derecho, de acuerdo a los reportes de la Red de los Derechos por la Infancia en México, entre enero y junio de este año, aproximadamente 1131 personas entre 0 a 17 años de edad fueron víctimas de homicidio -doloso y culposo- en este país de acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, donde los eventos perpetrados con arma de fuego siguen siendo los más recurrentes seguidos por arma blanca en los casos de homicidio doloso, con un acumulado entre enero a junio del 2025 de 386 casos. Los estados que registran mayor número de muertes de menores en estas circunstancias son: Michoacán, Sinaloa y Guanajuato donde 1 de cada 3 muertes se cometen.

Así, la Red de los Derechos por la Infancia (REDIM) nos recuerda en sus seguimientos que entre el 2015 y hasta junio del 2025, el número de muertes por homicidio de menores entre 0 a 17 años, es de aproximadamente 26.420 personas, cifra que supera la capacidad de dos auditorios nacionales. Las muertes de hombres ascienden a cerca de 20, 036 casos y la de mujeres a aproximadamente 6,384. En el caso de homicidios dolosos, la cruda realidad es que entre 2025 y hasta junio del 2025, aproximadamente 10,382 homicidios dolosos se han registrado, -1810 mujeres y 8572 hombres-.

Esta es la realidad de nuestras infancias en México. El horror no deja espacio para voltear a otro lado, ni para ignorarlo. Es importante sumar esfuerzos como sociedad civil, crear canales de intervención ciudadana organizada que puedan construir de la mano con las instituciones, públicas y privadas, espacios de protección y resguardo a las infancias. Apoyar asociaciones, contribuir a generar espacios comunitarios de protección y prevención más amplios y efectivos. El caso de Fernando no puede ser un expediente más, sino un recordatorio de lo que tenemos que hacer como ciudadanos desde cada una de nuestras trincheras…no nos resignemos, no nos dejemos anestesiar ni optemos por evadir nuestra realidad…que el asombro no solo nos conmueva, sino que nos impulse a sumarnos y a construir una mejor comunidad, empezando con lo que tenemos más cerca.

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