Mipymes en aguas bravas: ¿Cómo sobreviven los pequeños negocios en un mundo impredecible?
En el mundo se viven cambios acelerados e impredecibles, desde la interrupción en la cadena de suministro y pandemias, hasta avances tecnológicos, guerras arancelarias y cambios climáticos. Ante este panorama las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) no solo operan en ambientes turbulentos, sino que lo hacen en “aguas bravas”.
“Las mipymes operan en un entorno donde quedarse estancadas significa quedarse atrás. Es como el rafting: no puedes detenerte, y la siguiente ola siempre está justo delante”, señala Ayman Tarabishy, presidente y director ejecutivo del Consejo Internacional para la Pequeña Empresa (ICSB, por sus siglas en inglés).
El concepto de aguas bravas surgió en 1990, cuando el teórico Peter Vaill escribió sobre ello; sin embargo, no fue ampliamente aceptado porque el entorno empresarial operaba a un ritmo mesurado y lineal, pero las industrias han evolucionado a un ritmo acelerado y el terminó es comprendido mejor.
“Hoy, la metáfora se ha hecho realidad, desde el 5G y la Inteligencia Artificial, hasta los cambios en el comportamiento de los consumidores y las crisis globales. Dirigir una mipyme hoy en día es como navegar por un río caudaloso en una balsa inflable.
Mipymes navegan sin red de seguridad
A diferencia de los grandes corporativos, que cuentan con capital, grandes equipos y la capacidad de absorber o retrasar el impacto de las crisis externas, las mipymes no cuentan con los recursos para absorber los impactos, como los aranceles impuestos por Estados Unidos y se ven en la necesidad de subir el precio de sus productos.
Sin embargo, lo que si pueden hacer las mipymes es adaptarse más rápido, ser más ágiles y tener mayor cercanía con los consumidores, lo cual les permite modificar sus productos y servicios si es necesario.
“La presión para adaptarse constantemente sin los amortiguadores de escala o capital es insostenible. Por eso es tan importante reconocer el entorno de aguas bravas permanentes, no solo para las propias mipymes, sino para los encargados de formular políticas, los investigadores, los educadores y los creadores de ecosistemas que ahora deben preguntarse: ¿cómo apoyamos a nuestras empresas más pequeñas cuando las aguas están siempre agitadas y turbulentas?”
Los pequeños negocios resisten las turbulencias
A pesar de que las mipymes operan bajo presión y en incertidumbre, cuentan con fortalezas que las ayudan a navegar ante un entorno caótico, aunque muchas veces se ven obligadas a operar de forma reactiva, apagando incendios en lugar de construir para el futuro.
Ayman Tarabishy menciona cuatro fortalezas propias del ADN de las micro, pequeñas y medianas empresas:
- Flexibilidad: Pueden adaptarse rápidamente, ya sea cambiando de proveedores, lanzando una nueva línea de productos o rediseñando su modelo de negocio.
- Integración comunitaria: Están profundamente conectadas con sus clientes y comunidades, lo que les permite identificar cambios de manera temprana y responder más rápidamente que sus competidores más grandes.
- Liderazgo con propósito: Muchas mipymes se fundan con una misión y pasión. Ese propósito impulsa la motivación interna y la confianza externa.
- Lealtad local: Especialmente en tiempos de incertidumbre, los clientes tienden a regresar a las empresas que conocen y en las que confían. Las mipymes suelen gozar de una sólida lealtad local y del apoyo del boca a boca.
Sin embargo, para sobrevivir en estas aguas bravas, los pequeños negocios requieren desarrollar capacidad de adaptación, lo cual se puede lograr con una adopción digital, redes de colaboración (con universidades, iniciativa privada y pública, y clientes), así como un liderazgo empático y con propósito.
Las mipymes son más que resilientes: son adaptables, receptivas y esenciales para la salud económica mundial. En aguas bravas permanentes, no solo resisten los rápidos; muchas aprenden a navegarlos con creatividad, rapidez y determinación”, finaliza Ayman Tarabishy.