CSP: socio en las buenas y en las malas

En nuestra relación con los EEUU, no dejan de asombrar los yerros de la presidente, CSP. Es comprensible que en el clima de incertidumbre que vivimos, tanto Marcelo Ebrard como ella, quieran inyectarle optimismo y hasta aminorar la incertidumbre con el público y a la iniciativa privada. Del triunfalismo y la mentira, sin embargo, nada bueno puede salir.

El anuncio de que logramos un gran triunfo al conseguir una prórroga de 90 días, es querer taparle el ojo al macho. La extensión del período es, sencillamente, una manera de mantener la guadaña sobre la cabeza y así exigirle una cuota cada vez más alta de demandas al gobierno mexicano. En está última ocasión y nadie quiso verlo o mencionarlo, en el comunicado del presidente de aquel país, aseguró que la presidente mexicana había aceptado acabar con todas las barreras no arancelarias de nuestra relación comercial.

Como el gran público no es experto, solo entendieron el mensaje los que saben. Quitar todas las barreras no arancelarias tiene consecuencias reales en políticas reales, muchas de ellas impulsadas por la 4t. Una barrera no arancelaria es la preeminencia de CFE en la compra y despacho de luz eléctrica. Si se tratara de quitar está restricción volveríamos a la época de las reformas estructurales de Peña Nieto. Lo mismo sucede con petróleo, extracción procesamiento y demás productos que hoy sólo produce PEMEX. Podría perderse la exclusividad en servicio inciso de cabotaje que hoy está reservada a nosotros en nuestros puertos. En fin, la lista puede abultarse hasta el infinito. No estoy seguro de que la salida de Pablo Gomez este directamente relacionada con la llamada entre os dos mandatarios, pero no sería extraño que en materia de seguridad Don Pablo, no estuviera muy cooperador con nuestros vecinos, dada su larga y persistente visión ideológica en contra de los gringos.

En otro desatino este fin de semana, la presidente, llamó vende patrias al presidente nacional del PRI. Su argumento es que cuando Alito acusa a autoridades mexicanas, en espacios de justicia y de política de aquel país, la 4t y sus funcionarios actuales o pasados, debilita al movimiento y vulnera su unidad para enfrentar al vecino del norte. Alito no es precisamente un personaje de mi devoción, pero es claro que si en nuestro país, no existe espacio confiable, autónomo e imparcial, pues se recurre a ir a acusar a otro lado. Eso que hace Alito va a empezar a ocurrir cada vez con más frecuencia derivado del fraude en la elección del poder judicial, la poca confianza que genera y la marcada influencia que ejerce el gobierno en la conformación de la

nueva corte. Lo mismo pasa con la CNDH a la que no se le puede presentar un asunto que involucre miembros de la 4t, porque los desecha por costumbre.

Lo peor, sin embargo, no está ahí. Lo peor es que la presidente, no ha querido entender qué tratándose de EEUU, solo con un país bien informado, con llamados a la unidad (lo que clausuraría el modus operandi de la 4t) y con la responsabilidad compartida de verdad con el sector privado es posible hacerles frente a nuestros vecinos y, tampoco ha querido entender que cuando uno es socio ya sea de EEUU o de Alito (como en algún momento lo fue) se es en las buenas y en las malas y que socio no es sinónimo de obediente, muy al contrario, ambos están midiéndose siempre, pensando en quien ganará la partida final. Mientras tanto una dosis de cuidado y una dosis de firmeza. Nada más, pero nada menos también.

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