Mexicana apuesta por conectar destinos olvidados tras quiebras de aerolíneas

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La reactivación de la ruta ha significado un cambio radical para viajeros como Ignacio. Desde la quiebra de Aeromar en 2023, el aeropuerto de Ixtepec quedó sin operaciones comerciales. Llegar a la región del Istmo implicaba volar a Huatulco y tomar un autobús de dos horas y media, o bien a Puerto Escondido, con un trayecto terrestre aún más largo. Mexicana de Aviación, operada por el gobierno federal y relanzada en diciembre de 2023, vio una oportunidad en cubrir rutas abandonadas por aerolíneas quebradas. Ixtepec fue una de las primeras en consolidarse, y Palenque, Chiapas, siguió un camino similar tras quedar desconectada cuando Interjet cesó operaciones en 2020. “Respecto a las rutas con mayor ocupación, tenemos las 6 principales rutas; sin embargo, aquí destacan Ixtepec y Palenque, que no son atendidas por otras aerolíneas y que, precisamente, Mexicana tiene una presencia para fortalecer esa conectividad”, señaló Leobardo Ávila, director de la compañía estatal, en una reciente participación pública. La estrategia de conectar destinos sin competencia directa le está dando resultados. En Ixtepec, por ejemplo, el único mostrador en funcionamiento dentro del aeropuerto es el de Mexicana. En Palenque ocurre lo mismo: son los únicos vuelos comerciales disponibles, y los pasajeros llenan las cabinas en horarios que antes permanecían vacíos. Aunque Mexicana también opera vuelos a destinos mayores como Monterrey, la ocupación en esas rutas ha sido significativamente menor. Expansión documentó vuelos con apenas 30 pasajeros a bordo, en aviones con capacidad para 180, durante el primer trimestre del año. “La función de una aerolínea de estado es conectar donde no conectan las demás, las comerciales, las que están compitiendo y que son privadas. Esa es la función de una empresa de estado, donde tendría una oportunidad, y que sería la única manera de justificar que tenga subsidios”, explica Rosario Avilés, analista del sector aéreo. Para ella, rutas como Ixtepec, Palenque o incluso Lázaro Cárdenas —también desconectada tras la salida de Aeromar— deberían ser el núcleo del modelo de negocio de Mexicana. No sólo por la necesidad regional, sino porque la falta de competencia ofrece márgenes más favorables. Actualmente, la compañía concentra en seis rutas el 53% de todos sus pasajeros. Aunque sólo ha hecho públicos los casos de Ixtepec y Palenque, su desempeño ha sido clave para mantener un factor de ocupación promedio de 53%, con la meta de llegar al 60% hacia fin de año. En contraste con las rutas saturadas y los aeropuertos más grandes, estos vuelos regionales permiten a la estatal operar con más eficiencia, menos competencia y mayor control. Son también los que más valoran los usuarios, para quienes la comodidad no radica en el lujo, sino en llegar directo. El relanzamiento de Mexicana de Aviación incluyó el pedido de 20 aviones a Embraer y la intención de expandirse a rutas internacionales. Pero para analistas como Avilés, antes de mirar hacia afuera, la aerolínea debe consolidarse en su propio terreno. “Hay que ir paso a paso. Primero hay que aprender a caminar y después se puede correr… Una vez que tengan consolidado el negocio y hayan conectado bien al país, ya pueden empezar a hacer otras cosas, a crecer, pero que, de nuevo, sería ir por otras rutas que no tienen las demás”, apunta. Por ahora, vuelos como el de Ignacio a Ixtepec son el mejor argumento a favor del modelo. Una ruta olvidada se volvió rentable. Un aeropuerto vacío volvió a tener movimiento. Y una aerolínea pública comenzó a encontrar su razón de ser, justo donde las demás ya no vuelan.
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