Ni el bubble tea se libra de los aranceles y Cassava Roots ajusta su receta

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El bubble tea —esa bebida dulce y colorida con perlas de tapioca que llegó desde Asia— parecía ajena a los vaivenes de la política comercial global, pero incluso este producto ha tenido que enfrentarse a la realidad de los aranceles. Cassava Roots , una de las marcas pioneras en traer esta bebida a México, ha comenzado a sustituir sus importaciones chinas por insumos locales, con tal de preservar márgenes y competitividad frente a la creciente presión de costos. La empresa mexicana, fundada en 2008 en Interlomas por los hermanos Patricio y Daniela Lombardo, surgió como una alternativa desenfadada a cadenas como Starbucks. Su apuesta por el bubble tea, entonces casi desconocido en México, sentó las bases de una marca que hoy opera 88 unidades en el país y una docena más en Estados Unidos. Con la expansión al mercado estadounidense y la creciente tensión en la relación comercial entre ese país y China, el modelo de negocio de Cassava Roots tuvo que reestructurarse. “Al importar algunos productos chinos que llegan a Estados Unidos aumentaron el precio y para evitar un destace en la rentabilidad de las tiendas realizamos un ajuste en el menú”, explica Patricio Lombardo, fundador y CEO de la marca.

Del taro importado al mango nacional Franquicias con visas de inversionista

Este ajuste no fue menor. Hoy, 90% de los insumos de Cassava Roots son de origen mexicano. Solo 10% proviene del extranjero, especialmente hojas de té verde que, según Lombardo, no se consiguen más que en China. El resto ha sido sustituido por frutas y materias primas mexicanas que cumplen con los requisitos del T-MEC, lo que permite a la cadena operar sin pagar aranceles al exportar a Estados Unidos. La modificación del menú implicó una drástica reducción en la oferta de bebidas, pasando de 53 opciones a alrededor de 30. “El cambio es dificilísimo, pero esto nos está sirviendo muchísimo para recopilar información de qué quiere la gente”, dice Lombardo. La carta conserva sabores icónicos como el Taro, pero se fortalece con otros elaborados con frutas locales como fresa, mango y lychee. La reformulación de sabores vino acompañada de estudios de mercado y análisis de redes sociales para identificar las preferencias reales de los consumidores. Así, el ajuste en el menú se convirtió en una oportunidad para afinar la propuesta y ofrecer una oferta más enfocada y sostenible. Pero los cambios no se limitan a los ingredientes. La empresa también emprendió una reingeniería operativa, enfocada en reforzar el servicio personalizado que, en palabras de Lombardo, se ha perdido con el crecimiento. “Buscamos regresar a lo básico, que es el servicio personalizado”, dice. El diseño de los establecimientos —con paredes grafiteadas, música rock y una paleta de colores inspirada en el disco De Stijl de The White Stripes— es parte del ADN de Cassava Roots. Esa identidad visual y auditiva sigue presente, pero ahora con un enfoque más claro sobre la experiencia del cliente, tanto en México como en el extranjero. Desde 2022, la marca ha logrado abrir 12 tiendas en Estados Unidos y prueba suerte en Europa con una isla en el centro comercial La Gavia, en Madrid. Su modelo de crecimiento se basa en franquicias dirigidas a mexicanos con visa de inversionista, con una inyección proyectada de hasta 1,500 millones de pesos. “Todo el despliegue que estamos haciendo es para crecer Cassava Roots fuertísimo en Estados Unidos, donde pasa lo mismo que en México: existen muchos bubble tea, pero no existe una marca fuerte que no sea China”, afirma Lombardo. “La opción que nosotros estamos dando es que tropicalizamos y customizamos las bebidas al mercado en donde estamos”. El origen mexicano es parte central de esa propuesta. “Somos una marca 100% mexicana, ese es nuestro valor, y podemos modificar los insumos a nuestro mejor convenio”, subraya el fundador. Esa flexibilidad operativa se convierte en una ventaja frente a cadenas asiáticas que dependen en mayor medida de insumos importados. La apuesta de Cassava Roots se da en un contexto favorable para el segmento. Según estimaciones de Grand View Research, el mercado de bubble tea y productos derivados de la tapioca, como las gelatinas, alcanzará ingresos globales por 704.5 millones de dólares hacia 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 9.3% entre 2022 y 2030. En ese entorno, la marca mexicana proyecta abrir entre 10 y 15 franquicias por año. El enfoque, sin embargo, ha dejado de ser expansivo por volumen y se centra en ubicaciones estratégicas. “Este año vamos a abrir las menos posibles. Teníamos la meta de las 100 tiendas, pero ahora ya no se trata de abrir por abrir”, dice Lombardo. “Tenemos las franquicias exclusivas a lugares en donde queremos estar y donde no tenemos posibles”. El modelo de negocio se estructura en tres formatos: tiendas a pie de calle con o sin área para comensales, e islas en centros comerciales. Todas ellas reportan ventas semanales conjuntas por seis millones de pesos, según datos de la propia empresa.

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