Gaza: hambre, dolor y muerte

Hace unos días, la Organización Mundial de la Salud declaró al mundo, que en la frontera de Gaza se vive una crisis de hambruna generalizada. Así, los días pasan y aproximadamente más de dos millones de palestinos quedaron atrapados entre bombardeos, explosiones, y ahora son presas del hambre lo que ha provocado la muerte inevitable de cientos de personas, que luchan por sobrevivir, arriesgando la vida para obtener un poco de harina para alimentar a su familia. La crisis se ha expandido, a partir de los bloqueos de ayuda humanitaria por parte del gobierno israelí, que culpa a Hamás de estar lucrando con el sufrimiento de los palestinos, desviando la ayuda humanitaria para satisfacer sus fines, de acuerdo a sus argumentos para justificar el impedimento de llegada suministros a la zona de emergencia. 

Así, el bloqueo de ayuda que se instruyó desde el mes de marzo, y que en julio se levantó a cuenta gotas -donde toneladas de alimentos se encuentran en almacenes fuera y dentro de Gaza de acuerdo a testimonio de organizaciones civiles, sin autorización para ser entregados y donde solo se permite la entrada de 28 camiones de alimentos al día, cuando aproximadamente 6000 camiones esperan en Jordania y Egipto para poder ingresar, de acuerdo a la Agencia de la ONU para refugiados palestinos (UNRWA)-, es insuficiente, lo cual ha provocado una verdadera emergencia humanitaria, en donde niños, mujeres y hombres están muriendo de hambre y donde los únicos dos hospitales de atención pediátrica en la zona, no se pueden dar abasto ante la emergencia donde los doctores y enfermeras se enfrentan a la misma crisis de hambre y cansancio, la precarización de la vida es inminente.

Así, cada día, el asedio mata de hambre a cientos de personas que están atrapadas en Gaza. Frente a esta realidad, más de cien organizaciones civiles levantan la voz, para pedir que abran los pasos fronterizos y que permitan el paso de flujo de alimentos, medicinas, agua potable y suministros para sobrevivir. La desgracia es atroz en pleno silgo XXI, por desacuerdos políticos, burocracias ineficaces y una ausencia total de responsabilidad ética ante el dolor, morir de inanición es una forma en la cual, los conflictos se resuelven, lo cual no puede ni debe ser tolerado. Como lo declaró recientemente el Programa Mundial de Alimentos (PMA) “La inanición de civiles como método de guerra es un crimen de guerra”, y parece ser que no hay nada que muestre que se detendrá este infierno hecho de muerte, hambre y desorden. Parece ser que nada nos ha enseñado la historia, y estamos condenados a la trágica repetición de un proceso más acelerado de deshumanización.

La razón se volvió loca, y es así como los datos y las imágenes de todos los días que dan vuelta al mundo, no deben dejarnos anestesiados frente a una realidad tan cruel y devastadora, donde la aniquilación de seres humanos, ha caído en el horrorismo y la indiferencia. Para el 13 de julio, la Organización de las Naciones Unidas reportaba que 875 palestinos habían muerto buscando comida -201 en las rutas y el resto en los puntos de distribución, mismos que han sido reducidos a 4. Alrededor de 21 niños han muerto por hambre en los últimos días de un total de 59 personas. A su vez, se han suscitado cerca de 3100 abortos, 4000 personas heridas por buscar comida y 500 asesinatos de acuerdo a Médicos Sin Fronteras. Morir de hambre es una de las formas de morir más dolorosas y prolongadas que existen, en donde el cuerpo al verse en emergencia, comienza a consumirse así mismo, generado fallas orgánicas, psicológicas, infecciones, hasta la muerte…esta es la realidad de cientos y miles de personas hoy en la frontera de Gaza.

Así seres humanos que no se encuentran ni vivos ni muertos, atrapados entre la precarización de la vida y el dolor, nos tienen que conmover para exigir acciones concretas y soluciones inmediatas. Nada puede justificar la aniquilación de la vida de esta forma, ninguna razón puede estar por encima del dolor y el sufrimiento, que no podemos negar…nuestro deber ético es posicionarnos frente al dolor del otro por sobre todas las cosas y hermanarnos por los nuestros y por los otros…

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