Las amenazas de Trump

Nunca, que yo recuerde, un presidente de Estados Unidos había sido tan ofensivo, como ha sido Donald Trump con el gobierno y la presidenta Claudia Sheinbaum. Ojalá que las amenazas y descalificaciones fueran solo bravuconadas del presidente estadounidense y que lo que hemos vivido en estos seis meses fuera sólo una pesadilla pasajera, pero desgraciadamente como van las cosas parece que haga lo que haga la presidenta las amenazas no van a disminuir, sino por el contrario van en aumento.

La última carta del presidente de EU va más allá de la amenaza de aranceles, es un cuestionamiento sobre la capacidad y valentía de la presidenta y el gobierno para combatir a la delincuencia organizada y una amenaza de intervenir en nuestro país para acabar con el problema. La presidenta Claudia Sheinbaum dice que se está trabajando en un acuerdo global, ojalá se logre, pero la dureza de la última carta pone muchas dudas sobre conseguirlo. De concretarse las acusaciones de complicidad de políticos y funcionarios con el narcotráfico, se provocaría una crisis de gobierno que no se sabe hasta dónde puede llegar y que puede provocar.

En estos 9 meses, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha hecho mucho más que lo que se hizo durante los últimos 18 años para combatir a la delincuencia organizada y la producción de drogas en nuestro país, paso de las bravuconadas de Felipe Calderón y la pasividad de López Obrador, a una estrategia para combatir el narcotráfico que ha ido dando resultados. El problema, sin embargo, es de tal magnitud, que estamos muy lejos de controlarlo. López Obrador no provocó el problema de la delincuencia organizada y el narcotráfico, pero su pasividad y tolerancia con los carteles son los responsables de que el problema se haya desbordado y de las amenazas de Donald Trump a nuestro país.

Claudia Sheinbaum tiene, en parte, las manos atadas, la solución sería adelantarse a las amenazas de Donald Trump y actuar en contra de aquellos políticos que el gobierno sabe están involucrados con la delincuencia organizada y que seguramente saldrán en las declaraciones de Ovidio Guzmán, pero no tiene la voluntad o la fuerza para hacerlo, sin entrar en una crisis profunda en su gobierno. En el caso de Adán Augusto López, en donde su jefe de seguridad estaba involucrado con los narcotraficantes y él lo sabía, no va a pasar nada y demuestra en parte la incapacidad de la presidenta para actuar.

López obrador no le heredó todo el poder a Claudia Sheinbaum, como sucedía en las sucesiones priistas, lo dividió entre sus cercanos y solo le entregó el Poder Ejecutivo. Si Claudia actúa contra gobernadores, legisladores o miembros del partido puede provocar una crisis que podría arrastrarla también a ella.

El que el hijo del Chapo esté recibiendo tantas prerrogativas del gobierno de EU no es una dádiva, el haber protegido a su familia y después haberse declarado culpable evitando la pena de muerte y la cadena perpetua es resultado de información en contra de otros grupos de la delincuencia organizada y de funcionarios y políticos mexicanos que seguramente se ha comprometido a dar.

A la presidenta Claudia Sheinbaum sólo le queda esperar a que la tormenta de acusaciones desde el gobierno de EU se desate, no puede hacer nada antes, salvo tratar de aislar el problema y reducir el impacto en los aranceles. Si la tormenta de acusaciones a políticos de su partido se desata tendrá elementos para actuar sin provocar ella la crisis en su gobierno. Ojalá Trump le pare, pero parece que ya probó la sangre y va por más.

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