Reducción de la jornada laboral: Debate global con evidencia empírica

Reducción de la jornada laboral: Debate global con evidencia empírica

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está impulsando un ciclo de conversatorios internacionales sobre la reducción de la jornada laboral y la organización del tiempo de trabajo, dado que, como es el caso de México, los países miembros consideran implementar procesos similares, proveyendo insumos basados en experiencias previas.

En el conversatorio de este jueves, la OIT destacó que el tiempo de trabajo es un pilar fundamental del trabajo decente, impactando directamente el bienestar de los trabajadores y la productividad empresarial. De hecho, fue objeto del primer convenio de la institución en 1911, que fijó una jornada máxima de 8 horas diarias y 48 horas semanales.

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Si bien muchos países de altos ingresos, principalmente en Europa, Oceanía y América del Norte, han tendido a disminuir estos máximos a 40 horas semanales, varios países de América Latina aún mantienen las 48 horas semanales establecidas a principios y mediados del siglo XX. Sin embargo, la región ha retomado el debate, con países como Colombia y Chile ya en procesos de implementación de leyes de reducción y en el caso de México se encuentra en vías de desarrollar un modelo propicio para su implementación.

Una de las preguntas centrales en el debate fue respecto a las políticas públicas en el empleo, la productividad y el bienestar económico y social; al respecto, Rafael Sánchez Fernández, profesor del Departamento de Economía de la CUNEF Universidad de Madrid, abordó esta cuestión, señalando que históricamente, a medida que los países aumentan su desarrollo e ingresos, se observa una tendencia a la baja en las horas trabajadas.

Algunos de los argumentos para su implementación es que hay bienestar de la población, se espera una mejor conciliación entre la vida laboral y personal, con más tiempo para actividades personales, deporte, cultura y familia, lo que reduce el cansancio, la fatiga, los errores y el ausentismo. Aunque existe alguna evidencia de aumento del estrés por mayor carga laboral, la evidencia positiva en el bienestar es más robusta.

Respecto a la productividad se sugiere que una jornada reducida podría aumentar la productividad de los trabajadores. “La relación no es lineal; la evidencia empírica es mixta, con efectos marginalmente positivos, negativos o nulos. Depende significativamente de si la reducción se acompaña de políticas complementarias como adaptabilidad, flexibilidad y gradualidad”.

Evidencia y experiencias clave

Para los países que ya se encuentran en proceso del cambio en su jornada laboral, hay dos aspectos fundamentales que revisar; el primero es el impacto en la productividad de la que dicen que “la evidencia empírica no muestra efectos ‘excesivamente positivos’ ni ‘excesivamente negativos’. Los efectos suelen ser marginales y se vuelven más positivos cuando se implementan políticas complementarias que fomentan la adaptabilidad y la gradualidad”, dijo Sánchez Fernández.

Sobre el impacto en el empleo destacaron que la teoría sugiere que la reducción de jornada con salarios rígidos tiende a generar efectos negativos en el empleo. Sin embargo, si se acompaña de políticas complementarias de flexibilidad y adaptabilidad, se pueden contrarrestar los costos, resultando en efectos no significativos o marginalmente positivos.

Tras exponer los casos de Chile, las recomendaciones o consideraciones que deben tomar en consideración los países que han iniciado las discusiones están: Apoyo financiero del Estado, como lo hizo Francia quien implementó un modelo de apoyo financiero a las empresas que mantuvieran o crearan empleo tras la reducción de jornada a 35 horas en 1998, a través de subsidios o rebajas de cotizaciones previsionales. Sin embargo, esta medida resultó extremadamente costosa para el Estado.

Asimismo, la reducción de la jornada laboral puede afectar la competitividad de un país frente a vecinos con normativas laborales distintas. Sin embargo, a medida que más países adoptan estas reducciones, el impacto podría nivelarse. “Es crucial considerar el contexto económico general al implementar estas reformas”.

La reducción de jornada con salario constante puede hacer más atractiva la formalidad para trabajadores informales. Sin embargo, el efecto en el empleo formal dependerá de cómo se diseñe la reducción y su impacto en la demanda de trabajadores por parte de las empresas.

Así que la evidencia sugiere que el éxito de la reducción de la jornada laboral depende fundamentalmente de su diseño e implementación. La inclusión de medidas de adaptabilidad y gradualidad, y la consideración del contexto económico, son cruciales para minimizar los costos y maximizar los beneficios de estas políticas.

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