¡Un millón de gracias!
Hace poco más de 22 años, El Economista me brindó la enorme oportunidad de pertenecer al Comité Editorial de la Sección de Valores y Dinero, pero sobre todo, el tener un espacio intitulado “Portafolio de Futuros”, para poder compartir con los lectores sobre el apasionante mundo de los nacientes Instrumentos Derivados listados, que en nuestro país tenían apenas 4 años y algunos meses de haber iniciado operaciones a través del MexDer, Mercado Mexicano de Derivados, y del cual tuvimos el gran privilegio de ser fundadores y operar en él durante prácticamente 23 años.
El objetivo que me establecí desde el principio para este espacio, fue transmitir en idioma humano las enormes ventajas que representa la utilización de estas poderosas herramientas, tanto para pequeñas y medianas empresas, como para los grandes corporativos, a fin de mitigar los efectos que la volatilidad de precios y la incertidumbre prevaleciente en los mercados a nivel global tiene en éstas, y que en muchas ocasiones les generan pérdidas y grandes afectaciones por las fluctuaciones en el tipo de cambio, las tasas de interés y el valor de las acciones.
Gracias a la oportunidad que tuvimos de operar también en bolsas tan importantes como la Chicago Merchantile Exchange, estuvimos en posibilidad de ofrecer coberturas de precios para uno de los sectores más importantes de nuestra economía como generador de divisas, pero sobre todo, de darnos de comer a todos los mexicanos, como es el sector agropecuario.
Eso nos permitió conocer de primera mano su funcionamiento y traducirlo en un idioma sencillo para los productores de nuestro país, además de poder operar otros productos como metales preciosos (oro y plata) y energéticos (gas natural), lo que nos posibilitó a tener una visión más completa sobre la economía global y la forma en que están interrelacionados todos los mercados para tratar de explicarlos y analizarlos de manera integral y ofrecer a nuestros lectores un panorama más completo para la toma de decisiones.
Sin duda es imposible analizar las tendencias económicas y de mercados a nivel global de los mercados de derivados sin entender lo que sucede en los mercados de contado, lo que nos permitió a lo largo de todos estos años explicar las causas de la crisis financiera del 2008 con las hipotecas subprime, dar detalles sobre los reportes de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y sus efectos en los precios de los granos como el maíz, trigo y soya, fundamentales en el agro de nuestro país, así como de otros como el algodón y el café, por mencionar algunos.
Pudimos narrar sobre conflictos geopolíticos y sus efectos en los precios de diversos productos como el petróleo, el gas natural y el oro, así como en los mercados de divisas, deuda y accionarios. También pudimos analizar y compartir sobre el impacto de la pandemia y la política monetaria seguida por los diferentes bancos centrales del planeta y sus efectos en la economía global.
Sobra decir lo que ha sucedido con la guerra comercial que se desató a finales de la década anterior, y que hoy vuelve a estar presente generando gran incertidumbre en los mercados y la economía.
Nos tocó narrar sobre los cambios en la Industria y ver cómo se fusionaron diversas bolsas de derivados y ver desaparecer los pisos de remates de viva voz y convertirse en mercados 100% electrónicos, lo cual permite operar desde cualquier parte del mundo en milésimas de segundos.
También hemos sido testigos de cómo la tecnología ha venido a revolucionar todos y cada uno de los sectores de la economía, incluido particularmente el sector financiero, con soluciones como el machine learning y la Inteligencia Artificial, por mencionar algunos.
Hoy tras más de 22 años he decidido cerrar este maravilloso ciclo de mi vida, pero no sin antes decirles Un millón de gracias a todos y cada uno de los que me leyeron y compartieron sus ideas conmigo a lo largo de todo este trayecto, y por supuesto a cada uno de mis amigos de El Economista, periódico serio y de gran prestigio que siempre me dio la oportunidad de expresar mis ideas sin moverles ni una coma. Mi amistad y mi agradecimiento para siempre con Ustedes.
Y como me han hecho favor de dejarme la puerta abierta para echar algún párrafo cuando el tiempo y la oportunidad lo permitan, quizá en algún momento, “Portafolio de futuros” haga apariciones de vez en cuándo.
Les dejo mi recomendación de siempre: “Tomen coberturas”.