Gentrificación o transformación urbana: el verdadero reto de la vivienda en la CDMX
La reciente marcha contra la gentrificación en la Ciudad de México ha puesto en el centro del debate un tema crucial no solo para la capital, sino para todo el país: el acceso a la vivienda.
Actualmente, en la Ciudad de México contamos con aproximadamente 2.2 millones de viviendas para una población cercana a los 9.5 millones de habitantes. De este total, se estima que unas 25 mil viviendas están listadas en plataformas como Airbnb, lo que representa apenas el 0.26% de la oferta inmobiliaria. Sin embargo, la necesidad de vivienda entre los habitantes locales que se casan o deciden iniciar una vida independiente es constante: cada año en la capital se registran alrededor de 25 mil matrimonios, más de 85 mil nacimientos y 150 mil egresados universitarios.
Lo que sabemos con claridad es que el problema al que se enfrentan miles de familias para acceder a una vivienda radica principalmente en que la demanda excede considerablemente la oferta. Este desequilibrio ha ido en aumento en los últimos años.
Esta situación, lejos de ser insuperable, representa una oportunidad para los desarrolladores inmobiliarios, quienes pueden generar una oferta diversa que permita la convivencia de distintos tipos de hogares y estilos de vida, enriqueciendo así nuestra capital.
En el pasado, hemos visto la revitalización exitosa de zonas emblemáticas como las colonias Roma, Condesa, Juárez y Cuauhtémoc, gravemente afectadas por el sismo de 1985. Miles de edificios dañados, estratégicamente ubicados, fueron transformados gracias a la inversión y visión de desarrolladores inmobiliarios, convirtiendo estos espacios en áreas habitacionales y fuentes de empleo. Durante la década de los noventa y principios del presente siglo, se crearon desarrollos armónicos, seguros y con acceso a todos los servicios, además de rehabilitar edificios existentes, devolviéndole un hogar a muchas personas. Las plantas bajas se reconvirtieron en espacios comerciales, incentivando la economía local y creando entornos urbanos integrados, que hoy constituyen verdaderos modelos de modernidad. Este proceso de revitalización mejoró la calidad de vida de los residentes y también generó plusvalía, aumentando el valor del patrimonio de quienes habitan estas zonas.
La Ciudad de México siempre ha sido un entorno vibrante donde conviven diversas personas, hogares y estilos de vida, lo que forma parte esencial de su riqueza y atractivo. El propio Gobierno de la Ciudad está apostando por convertir a la capital en un centro de producción tecnológica de mayor valor agregado, fortaleciendo así su atractivo para profesionales y empresas.
Estamos conscientes de que los entornos urbanos con infraestructura adecuada, acceso a centros de trabajo, instituciones educativas y una vida social y cultural activa están sujetos a presiones económicas. Sabemos que estas presiones habitacionales deben atenderse desde la base, promoviendo la construcción de vivienda diversa en las zonas urbanas consolidadas.
El Gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Clara Brugada, tomando conciencia de esta necesidad, ha iniciado un plan para llevar a cabo 200 mil acciones de vivienda en la actual administración. Desde la Canadevi nos hemos sumado a esta iniciativa y mantenemos un diálogo constante para alcanzar y rebasar este objetivo; reconocemos la apertura y sensibilidad a nuestras preocupaciones.
Hoy más que nunca resulta crucial apostar por la modernización de nuestra infraestructura, comenzando por la vivienda. Esto implica no solo la construcción de nuevos desarrollos, sino también la recuperación y rehabilitación de inmuebles abandonados para transformarlos en hogares dignos para miles de familias. El desarrollo inmobiliario es un motor clave de nuestra economía nacional: en 2023, el sector vivienda aportó el 5.3% del PIB según datos del INEGI, generando miles de empleos directos e indirectos en construcción y servicios asociados.
Tenemos la oportunidad de que el desarrollo de vivienda no solo genere empleo y derrama económica, sino que también sea una vía para revitalizar muchas zonas de la Ciudad de México, generando riqueza cultural, arquitectónica y patrimonial.