La incertidumbre es el enemigo silencioso del emprendimiento

La incertidumbre es el enemigo silencioso del emprendimiento

El emprendedor debe generar buenos productos y servicios, pero los gobiernos deben garantizar buenas reglas del juego. La estabilidad y la previsibilidad son piezas fundamentales en ese tablero. Sin embargo, hoy, en México, nos encontramos en una de las épocas más inciertas para emprender, no tanto por los desafíos globales que existen y son reales sino por la incertidumbre que emana desde dentro, desde el propio Estado mexicano.

El contexto internacional no ayuda: guerras prolongadas, tensiones geopolíticas, nuevos aranceles impulsados y la fragmentación de cadenas de valor a nivel mundial. Esto, de por sí, obliga a los emprendedores a jugar una partida más compleja, con piezas que cambian de forma en cada turno. Sin embargo, lo más preocupante para el ecosistema emprendedor mexicano no es lo que ocurre actualmente en Washington, Beijing, Ucrania, Rusia o Bruselas, sino en Palacio Nacional.

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El Gobierno mexicano, lejos de mitigar los efectos del entorno internacional, los profundiza con decisiones que elevan aún más la incertidumbre o por la falta de decisiones. La reforma al Poder Judicial, el debilitamiento de órganos autónomos que funcionaban como contrapesos regulatorios y la eliminación de instrumentos técnicos que daban certeza a los mercados, generan una sensación de vacío normativo. No hay árbitro, no hay reglas claras. Y en un entorno donde el Estado juega con los dados cargados a favor de su lógica partidista, emprender se convierte en un acto de fe más que en un proyecto racional o estratégico.

Hay que entender que los emprendedores no necesitan garantías de éxito sino de reglas claras y de autoridades que se dediquen a enforzarlas. Necesitan saber que, si invierten, si arriesgan, si contratan, las condiciones no van a cambiar de un plumazo por una nueva ocurrencia legislativa o una improvisación administrativa. Hoy, en México, el riesgo no es solo no crecer. El riesgo es construir sobre arena movediza.

La falta de coordinación entre niveles de gobierno, el avance de la inseguridad, y la erosión institucional no solo afectan a los grandes inversionistas. Golpean especialmente al pequeño y mediano emprendedor, que no puede blindarse frente a estas variables. En este momento histórico, lo que más falta no es capital ni talento: lo que más falta es confianza.

En resumen, el ecosistema emprendedor necesita certezas. El mundo puede ser volátil, pero el gobierno debería ser un ancla, no un huracán más. Si desde el poder se sigue apostando por la polarización y la ideología antes que, por el desarrollo institucional y económico, no será la competencia global ni los aranceles los que nos saquen del tablero, sino nuestra propia renuncia a construirlo con reglas justas y duraderas.

Y entendiendo que siempre se puede estar peor, es importante señalar que no hay plan social ni apoyo económico que pueda conectar al verdadero emprendedor con su oportunidad en su mercado. Para que no se pongan creativos y quieran sacar provecho de la crisis.

*Giulliano Lopresti es emprendedor, inversionista y líder empresarial que ha lanzado más de 40 negocios en distintos países en el sector restaurantero, inmobiliario y de inversión en Venture Capital.

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