El dalái lama dice que espera vivir más allá de los 130 años, muy por encima de lo previsto

El dalái lama dijo este sábado que espera vivir más de 130 años, dos décadas más que su anterior predicción, después de asegurar a sus seguidores que se reencarnará en el jefe espiritual de la fe tras su muerte.
El premio Nobel de la Paz habló durante una ceremonia organizada por sus seguidores para ofrecer oraciones por su larga vida, antes de su 90 cumpleaños el domingo, y mientras China insiste en que elegirá a su sucesor. En diciembre, el dalái lama dijo a Reuters que podría llegar a los 110 años.
“Hasta ahora he podido servir bastante bien al Budadharma (las enseñanzas del budismo) y a los seres del Tíbet”, dijo entre las oraciones, aclarándose la garganta de vez en cuando. “Y aún así, espero vivir más de 130 años”, afirmó, desatando aplausos y vítores entre sus seguidores.
El 14º dalái lama, que ya es el jefe más longevo del budismo tibetano, dedicó unos 90 minutos a las oraciones en su templo. A la ceremonia asistieron miles de seguidores de todo el mundo reunidos en la ciudad de Dharamshala, en las colinas del norte de India, donde vive desde que huyó del Tíbet en 1959 tras un fallido levantamiento contra el dominio chino.
“Hemos perdido nuestro país y vivimos exiliados en India, pero he podido beneficiar bastante a los seres. Así que, viviendo aquí en Dharamshala, me propongo servir a los seres y al dharma tanto como pueda”, dijo en tibetano, que fue traducido simultáneamente al inglés y a otros idiomas.
China, deseosa de consolidar su control sobre el Tíbet, considera al dalái lama un separatista. Pekín insiste en que sus dirigentes tendrán que aprobar a su sucesor, en un legado de la época imperial.
El dalái lama afirmó con anterioridad que se reencarnará en el “mundo libre” fuera de China y esta semana dijo a sus seguidores que la única autoridad para reconocer su reencarnación recae en su institución sin ánimo de lucro, el Gaden Phodrang Trust.
El dalái lama es una figura carismática cuyos seguidores van mucho más allá de los millones de budistas tibetanos que viven en todo el mundo. Ganó el Nobel en 1989 por mantener viva la causa tibetana y buscar una verdadera autonomía para proteger y preservar la cultura, la religión y la identidad nacional únicas de la región, sin presionar por la independencia.