Ciudades sostenibles: el BID lanza ofensiva para frenar la desigualdad urbana en América Latina

Hace más de una década, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimaba que 85% de la población de América Latina viviría en las ciudades y la región contaría con más de 10 mega urbes, es decir, aquellas que concentran más de 10 millones de habitantes; ahora, que el futuro nos alcanzó, es momento de replantear el desarrollo de estas demarcaciones.
Aunado a este panorama, se prevé que, en los últimos años, 140 urbes emergentes de la región, que concentraban hace una década menos de 2 millones de habitantes, hayan crecido entre dos y tres veces más rápido que las megaciudades, lo que ha acentuado el mayor problema de América Latina: la desigualdad.
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En este contexto, el organismo multilateral sabe que es importante invertir en iniciativas que promuevan un desarrollo sostenible en tres puntos específicos:
- Infraestructura.
- Desarrollo urbano.
- Prestación de servicios.
Ante ello, el organismo ha lanzado el programa “BID para Ciudades y Regiones”, que contará con recursos de hasta 1,000 millones de dólares en préstamos de inversión y garantías del organismo para financiar proyectos que aporten al crecimiento sostenible de las urbes de América Latina.
“El programa es una adición importante al conjunto de herramientas de financiamiento para el desarrollo del banco. Al proporcionar acceso directo al financiamiento y fortalecer su capacidad institucional, estamos dotando a los gobiernos subnacionales (estatales) de las herramientas que necesitan para liderar un desarrollo transformador en sus propias comunidades”, afirmó el presidente del BID, Ilan Goldfajn.
De acuerdo con lo informado por el organismo, dicho esquema cuenta con dos programas complementarios:
- Una ventana de financiamiento de inversiones por 1,000 millones de dólares para que los gobiernos estatales elegibles financien proyectos de infraestructura urbana y prestación de servicios.
- Un mecanismo técnico para apoyar reformas institucionales, fortalecimiento de capacidades, diseño y preparación de proyectos.
Fase piloto
Según lo previsto por el banco, en una fase piloto el organismo aprobará cerca de 10 operaciones. El organismo condiciona el financiamiento a proyectos que estén sujetos al cumplimiento de los marcos legales y fiscales nacionales, que demuestren alto impacto en el desarrollo y tengan potencial para atraer financiamiento del sector privado, además de contribuir y mejorar la eficiencia de los gobiernos locales.
Asimismo, el programa también apoyará el financiamiento del sector privado hacia gobiernos locales que tienen acceso limitado a los mercados de capital.
“El BID, aprovechando su larga experiencia con gobiernos locales, aspira a ser verdaderamente un banco de desarrollo enfocado en el sector privado, no solo financiando directamente más proyectos del sector privado a través de BID Invest, sino también fortaleciendo las condiciones para que el sector privado invierta”, añadió Goldfajn.
Así, el BID busca incentivar el interés de los inversionistas privados mediante su apoyo y su asistencia técnica y supervisión durante el ciclo de vida del proyecto, lo cual prevé estándares rigurosos, una gestión robusta de riesgos, transparencia y rendición de cuentas.