Bebidas eufóricas: un nuevo mapa del placer sin alcohol

Bebidas eufóricas: un nuevo mapa del placer sin alcohol

El auge de las bebidas eufóricas marca un quiebre en la forma en que pensamos la socialización y el placer líquido. No buscan embriagar ni sobrecargar de azúcar y cafeína: ofrecen sensaciones calibradas, como mayor enfoque o leve euforia, mediante ingredientes estudiados.

Es una respuesta cultural a un dato claro: los jóvenes beben menos alcohol. Según cifras difundidas en The Food Tech, en Estados Unidos la proporción de universitarios que se abstiene subió del 20 % al 28 % en la última década, y en México crecen las ventas de bebidas “0%” o sin alcohol. Esta contención no es puritana, sino pragmática: se trata de evitar el costo físico y mental del alcohol, sin renunciar al placer de compartir una bebida y sus efectos.

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Pero, ¿qué las hace “eufóricas”?

El término no es marketing vacío. Estas bebidas se diseñan para provocar cambios medibles en el ánimo o el rendimiento cognitivo sin recurrir al alcohol. Su formulación combina:

Adaptógenos: plantas como ashwagandha o rhodiola que regulan la respuesta al estrés.

Nootrópicos: compuestos como L-teanina (del té verde) o GABA, con evidencia de efectos en la atención o la calma.

Bebidas energetizantes, ¿el futuro del cero alcohol?<!–>Enlace imagen

Bebidas energetizantes, ¿el futuro del cero alcohol?Freepik

Botánicos y extractos: hibisco, jengibre, cáscara de cítricos o hierbas aromáticas para sabor y función.

Hongos funcionales: como melena de león o reishi, investigados por su potencial para modular inflamación o estrés.

CBD (donde la regulación lo permite): con propiedades ansiolíticas, pero sujeto a restricciones alimentarias en México.

No son jugos disfrazados ni “mocktails” simples: apuntan a una experiencia sensorial y funcional específica.

¿Qué prometen realmente?

El discurso de estas marcas suele hablar de “energía funcional” en lugar de estimulación extrema. A diferencia de un energético clásico, que usa cafeína o taurina para un pico rápido, estas fórmulas suelen buscar un efecto más modulable y sostenido. Beneficios concretos, aunque muchas afirmaciones dependen de dosis y calidad de extractos. Por ejemplo:

La ashwagandha puede reducir niveles de cortisol y mejorar la resistencia al estrés. La L-teanina se asocia con mayor atención sin ansiedad, mejorando tiempos de reacción y memoria de trabajo. La rhodiola combate la fatiga física y mental en contextos de alta demanda.

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Más energía, cero alcoholILONA SHOROKHOVA

Esto convierte la bebida en un ritual consciente: elegir qué estado quieres cultivar en lugar de adormecerlo.

Innovación y dudas: el otro lado del boom

No todo es hype. Una crítica frecuente es la falta de estandarización: la calidad y concentración de ingredientes activos varía mucho entre marcas. Además, aunque muchos extractos tienen respaldo preliminar, no sustituyen un tratamiento médico ni están exentos de efectos adversos si se consumen en exceso.

En la industria se trabaja para resolverlo. Entre las innovaciones destacan:

  • Microencapsulación para proteger ingredientes sensibles a la luz o al pH.
  • Emulsiones avanzadas que mejoran biodisponibilidad y sabor.
  • Proyectos de personalización mediante apps de salud que recomiendan mezclas según estrés o sueño.
  • El comercio electrónico y los modelos directos al consumidor han permitido un florecimiento de startups, pero también plantean el reto de regular un mercado que se vende con el lenguaje de la salud.

En México, el crecimiento del interés local se explica por la convergencia de dos fenómenos: la cultura sober curious (consumo social sin alcohol) y el auge de bebidas funcionales en general. Aunque la disponibilidad de marcas internacionales aún es limitada, comienzan a verse formulaciones locales con ingredientes mexicanos —como cacao, jamaica o adaptógenos regionales— buscando un nicho propio.

El reto será sortear el marco regulatorio, especialmente en ingredientes como el CBD, que en México permanece en una zona gris para alimentos.

La tendencia es el cero alcohol.–><!–>Enlace imagen

La tendencia es el cero alcohol.Freepik

¿Deberías probarlas?

Para el lector… la clave no es el eslogan sino la etiqueta. Revisar ingredientes, entender dosis y efectos potenciales, y evaluar para qué se quiere la bebida. No son para todos los contextos: pueden ser útiles como sustituto de un cóctel en reuniones, como apoyo en días de trabajo intenso, o como parte de una rutina de relajación. Pero no son “medicinas en lata”, quizá sí el paso de beber para desinhibirse a beber para elegir en qué estado emocional y cognitivo queremos estar. El tiempo lo dirá.

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