La inflación de la eurozona alcanza el objetivo del BCE

La inflación de la zona euro subió el mes pasado hasta el objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo, lo que confirma que la era de los precios desbocados ha terminado y desplaza la atención de los responsables de política monetaria hacia la volatilidad económica inducida por la guerra comercial.
La inflación en los 20 países que comparten el euro subió al 2.0% en junio, desde el 1.9% del mes anterior, en línea con las expectativas de una encuesta de Reuters entre economistas, ya que la energía y los bienes industriales siguieron tirando de los precios a la baja, compensando la rápida inflación de los servicios.
Te puede interesar
-
Economía
La política monetaria del BCE se encuentra en un “buen momento”, según Schnabel
La inflación subyacente, que excluye los precios volátiles de los alimentos y los carburantes, se mantuvo en el 2.3%, en línea con lo previsto.
Anticipándose a esta caída, el BCE ha bajado los tipos de interés desde máximos históricos en dos puntos porcentuales durante el último año y el debate ha girado en torno a la necesidad de relajar aún más la política monetaria para evitar que la inflación sea demasiado baja, dada la debilidad del crecimiento.
La evolución de los costes de los servicios, obstinadamente altos desde hace años, es fundamental, ya que ha suscitado el temor de que la inflación nacional se estanque por encima del 2 por ciento.
El mes pasado, la inflación de los servicios subió del 3.2% al 3.3%, con una subida mensual de los precios del 0.7%, lo que respalda el argumento de los dirigentes de línea dura de que la inflación local sigue siendo incómodamente alta, lo que reduce el riesgo de que se sitúe por debajo de ese nivel.
Los inversores financieros esperan un nuevo recorte de los tipos del BCE hasta el 1.75% hacia finales de año, para luego anticipar un periodo de tipos estables antes de posibles subidas hacia finales de 2026.
Las perspectivas, sin embargo, se complican porque dependen del desenlace de un conflicto comercial entre la UE y el Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump.
Por ahora, el conflicto ha reducido las presiones sobre los precios porque ha minado la confianza económica, haciendo subir el valor del euro y bajando los precios de la energía.
De hecho, la economía de la zona euro apenas está creciendo, con una expansión prevista para todo el año inferior al 1%, mientras la industria lucha tras una recesión de varios años, con un consumo privado débil y una inversión baja.
Si se mantienen las barreras comerciales de Estados Unidos, es probable que la UE tome represalias, con el consiguiente efecto inflacionista. Las empresas empezarán entonces a reordenar las cadenas de valor, lo que se sumaría a un aumento de los gastos de producción.
Según los economistas, si se tiene en cuenta el coste de la transición ecológica y el envejecimiento de la población activa, los precios podrían sufrir una presión alcista más sostenida.