Aranceles y medicamentos

La política arancelaria de Donald Trump ha sido una de las piedras angulares de su enfoque económico, tanto en su primera presidencia como en su actual mandato.

Trump utiliza los aranceles como herramienta para forzar acuerdos comerciales más favorables para Estados Unidos, aplicándolos como medida de presión durante negociaciones con países como México, China y Canadá.

Ha impuesto aranceles como sanción a países que, según su administración, no cooperan en temas como migración, drogas o seguridad nacional. Por ejemplo, ha amenazado con aranceles a México por el flujo de fentanilo y migrantes.

Busca proteger sectores estratégicos como el acero y el aluminio, argumentando que los aranceles ayudan a repatriar industrias y reducir el déficit comercial.

Recientemente, Trump anunció que no extenderá la pausa de 90 días en los aranceles y que países que no lleguen a acuerdos con EE. UU. podrían enfrentar tarifas de hasta 50%. Esta postura ha generado tensiones diplomáticas y también ha incentivado el comercio ilegal, ya que los altos costos del comercio formal han abierto oportunidades para redes criminales que evaden impuestos y falsifican documentos.

La política arancelaria de Donald Trump también ha alcanzado al sector farmacéutico, y no precisamente con guantes de seda. A partir del 2 de abril de 2025, su administración anunció la imposición de aranceles del 25% a medicamentos importados, junto con automóviles y semiconductores. Esta medida rompe con el Acuerdo Farmacéutico de la OMC, que desde 1994 eliminaba aranceles sobre más de 7,000 productos farmacéuticos.

El objetivo declarado de Trump es presionar a las empresas para que trasladen su producción a EU, pero los efectos colaterales podrían ser severos:

Aumento de precios: Los consumidores estadounidenses podrían enfrentar medicamentos más caros, especialmente los genéricos, que ya operan con márgenes muy ajustados.

Escasez: Expertos advierten que los aranceles podrían agravar la escasez de medicamentos, un problema que ya afecta a cientos de productos en EU.

Impacto global: Países como Irlanda, Alemania y Suiza —principales exportadores de medicamentos a Estados Unidos— serían los más afectados, pero México también podría ver reducida su participación como proveedor clave.

Querido lector, los hospitales públicos y privados enfrentarían mayores costos operativos, lo que podría traducirse en una menor capacidad de atención y calidad del servicio.

En un sistema que ya ha pasado por transiciones complejas —como el cambio de INSABI a IMSS-Bienestar—, esta presión adicional podría agravar los problemas de abasto y cobertura.

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