Día de las Mipymes: 3 negocios que rompieron expectativas y crecieron contra todo pronóstico

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De acuerdo con la Asociación Mexicana de Emprendedores (Asem), el 59% de los negocios cierra en los primeros tres años de vida, y sólo el 10% supera este valle de la muerte.

Esto muestra lo difícil que es emprender; sin embargo, existen varias mipymes que han superado los retos y hoy son un ejemplo de resiliencia e inspiración. Te compartimos la historia de tres emprendedores.

Productos de cuidado personal ecológicos

La pandemia fue un golpe para la economía de las familias mexicanas, como en el caso de Arturo González, quien tuvo un recorte salarial del 70%, mientras que su esposa Mireille León, se le había acabado la beca. De manera que, al no tener un sueldo fijo y deudas por pagar, decidieron enfocar sus conocimientos en productos de belleza naturales.

Ante esta situación crearon Eco.du, negocio que elabora bálsamos, cremas y pastillas de pasta dental con empaques reciclables, enfocados en las mujeres que no descuidan el cuidado personal, pero no tienen tiempo. 

“Pensamos en las mujeres que están apresuradas y que al mismo tiempo buscan revitalizar su cabello y cuerpo”, explica Mireille León.

Sin embargo, durante el primer año no obtuvieron michas ventas, por ello decidieron acercarse ferias de emprendimiento e incubadoras, lo que les permitió crecer exponencialmente, a tal punto de comenzar a impartir cursos sobre herramientas digitales para emprendedoras.

Por otra parte, entre sus planes de crecimiento está la exportación de productos hacia Estados Unidos y Canadá, pero los trámites burocráticos y los costos son unos de los retos que afrontan en la actualidad.

A pesar de los retos, Arturo González y Mireille León tienen el entusiasmo por vender sus productos fuera del país, seguir apoyando a más emprendedores con herramientas digitales y contratar a más personal, ya que actualmente son siete personas en el negocio.

Cuando pierdes todo, la vida te obliga a comenzar de nuevo y siempre debes elegir el autocuidado, la dignidad y solidaridad”, añade Mireille León.

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Plata de exportación

A los 16 años Alfonso Figueroa inicio un taller de plata. El capital fue de 100 dólares (aproximadamente 2,000 pesos) y un kilo de plata que le financió su abuelita (el equivalente a 21,000 pesos). 

Este fue el inicio de Treska, empresa con 40 años en el mercado. Desde el inicio Alfonso se pusa la meta de tener 18 empleados cuando cumpliera 18 años, considera que esto fue lo que hizo que el negocio creciera.

A los 21 años ya tenía su tienda de mayoreo y comenzó a importar y exportar, aunque era difícil porque se tenía que hacer por medio de un agente aduanal, pero con la llegada de empresas logísticas como UPS, el proceso fue más fácil, tanto en el envió de los productos como la atención al cliente, porque se les podía mandar muestras.

Actualmente la empresa, originaria de Taxco, Guerrero, envía los productos a Estados Unidos, Tailandia, China, Polonia, india, Costa Rica, Bolivia, Guatemala y Colombia, lo cual representa el 40% de la venta. 

Alfonso Figueroa comenta que el reto más grande al que se ha enfrentado durante estos años como emprendedor es el financiamiento. Su primer acercamiento fue cuando era menor de edad y quería invertir en maquinaria.

Veía en las películas que sólo van al banco y piden dinero. Yo, aun no cumplía 18 años. Llego al banco y le digo al gerente ‘vengo a solicitar un credito, qué tengo que hacer’ y se soltó a reír. Me dijo, necesitas tener más de 18 años, ser cliente del banco y dinero para pagar la deuda”.

Debido a que no le otorgaron el crédito decidió apalancarse de clientes de confianza y comprar maquinaria y las herramientas necesarias. 

Dice que el éxito del negocio también ha sido invertir en los productos adecuados y cubrir la necesidad de los clientes. “Si necesita calidad se lo doy, si necesita precio se lo doy, si necesita crédito analizo la situación y se lo puedo dar, si necesita consignación también”.

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Los chilaquiles rellenos

Las ideas de negocio no nacen únicamente en una reunión con ejecutivos, sino que se pueden dar en la situación más cotidiana durante el día, como el desayuno, un hecho que le sucedió a Montserrat y José Carlos, fundadores de El Chilaquil Relleno, quienes en una conversación sobre chilaquiles vieron una oportunidad para emprender. 

Le dije a Montse: ‘¿Por qué estos totopos no se aprovechan y los rellenan?’. En ese momento nuestras vidas cambiaron”, relata José Carlos.

Con el apoyo de préstamos por parte de amigos y familiares juntaron suficiente capital para abrir su primera sucursal en el sur de la Ciudad de México y con ello, sobrevivir durante tres meses, pero la realidad es que a la tercera semana ya no tenían lo suficiente para operar el negocio.

José Carlos relata que tenían 1,800 pesos en la caja registradora, en la que apostaron por contratar a un influencer, el cual les cobró 800 pesos y gracias a la colaboración, el negocio obtuvo más ventas.

A pesar de los retos al conseguir financiamiento por parte de la banca tradicional, han obtenido créditos, mismos que han usado para cámaras de enfriamiento y les ha permitido expandirse.

“Nuestro proceso es muy artesanal, por eso queremos industrializar más esa parte, porque al final del día, un negocio busca la rentabilidad necesaria”, comenta José Carlos. 

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