Tormentas de verano, las aguafiestas del Mundial de Clubes

Tormentas de verano, las aguafiestas del Mundial de Clubes

El tiempo está haciendo de las suyas en Estados Unidos, donde varios partidos del Mundial de Clubes han sido interrumpidos o retrasados debido a fuertes tormentas, un fenómeno que plantea interrogantes a un año de la Copa del Mundo de selecciones de 2026.

El torneo apenas ha cumplido su primera semana y ya son cuatro los cotejos suspendidos por los caprichos del tiempo y los fenómenos extremos, bastante habituales en esta época del año en algunos estados del país anfitrión.

El 17 de junio tuvo lugar la primera situación, que ha dejado impotente a la FIFA, en el duelo entre el Mamelodi Sundowns sudafricano y el Ulsan surcoreano, que se jugó con una hora de retraso en Orlando, Florida.

Luego, otros tres encuentros, Pachuca-Salzburgo (en Cincinnati), Palmeiras-Al Ahly (en East Rutherford, Nueva Jersey) y Benfica-Auckland (de nuevo en Orlando) fueron detenidos en pleno juego, alguno durante más de dos horas a raíz de las inclemencias del clima.

El ritual es siempre el mismo. En primer lugar, el locutor anuncia la inminente llegada de fuertes lluvias, con riesgo de tormenta eléctrica, e invita a los espectadores a abandonar las gradas para “refugiarse”. A continuación, se desaloja el estadio y el terreno de juego hasta que amaine el mal tiempo.

Legislación estricta

En otras partes del mundo, no es raro que los partidos se interrumpan o retrasen debido a las tormentas eléctricas.

El saque inicial de la semifinal de la Liga de las Naciones de Europa entre Alemania y Portugal en Múnich el 4 de junio se retrasó diez minutos después de que cayera granizo sobre el Allianz Arena.

Pero lo que hace tan especial a Estados Unidos es el carácter preventivo de la suspensión o el aplazamiento de acontecimientos deportivos al aire libre.

La legislación en la materia es muy estricta en un país donde se producen “entre 20 y 25 millones de rayos al año” en verano, que causan “una treintena de muertos y cientos de heridos”, según el Servicio Meteorológico Nacional.

La administración meteorológica estadounidense señala que “dos tercios de las muertes están relacionadas con actividades de ocio al aire libre”.

Los protocolos de seguridad vigentes en Estados Unidos obligan a suspender los eventos deportivos al aire libre durante al menos 30 minutos cuando se detectan truenos en un radio de 8 millas (unos 13 km).

Si entretanto se aproxima una nueva tormenta, la cuenta atrás se pone en cero, con lo que el momento en que se reanudan los partidos es completamente impredecible.

Una situación a la que están acostumbrados los equipos que juegan en la MLS (Major League Soccer), la liga norteamericana, pero que sin duda desconcierta a los demás participantes del Mundial de Clubes, en el que participan 32 escuadras.

Jugadores afectados

“Tuvimos que tener en cuenta las condiciones meteorológicas y los jugadores se vieron afectados”, declaró el entrenador del Palmeiras de Sao Paulo, Abel Ferreira, cuyo partido contra el Al Ahly egipcio fue suspendido durante casi 50 minutos cuando su equipo ganaba 2-0 el jueves cerca de Nueva York.

Y fue más allá, al sugerir que “este tipo de interrupciones favorecen” al cuadro que va ganando. “Si yo hubiera sido el otro equipo, no me habría gustado”, añadió.

Bruno Lage, entrenador del Benfica de Lisboa, cuyos jugadores tuvieron que esperar más de dos horas en el descanso antes de reanudar el partido contra el Auckland City neozelandés, declaró que había vivido “el partido más largo de su carrera”.

La Federación Internacional de Fútbol (FIFA), organizadora de la competición, se ha encontrado con un hecho consumado.

“Las autoridades locales son las encargadas”, declaró a la AFP una fuente cercana al organismo.

Pero es probable que el tema se vuelva aún más sensible y espinoso el año que viene, cuando los ojos de todo el planeta se fijen en el inédito Mundial de 48 naciones que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá del 11 de junio al 19 de julio de 2026, ya que 78 de los 104 partidos programados tendrán lugar en el gigante norteamericano.

Si bien el problema del sofocante calor estival en la mayoría de las futuras sedes ya está en la mente de todos, la reglamentación local vigente en materia de inclemencias meteorológicas podría perturbar el buen desarrollo del torneo y causar también quebraderos de cabeza a los encargados de transmitir el evento.

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