El licuado de melón y avena que ayuda a la digestión y que tu cuerpo va agradecer
Aunque no es de los licuados más populares, el de melón con avena es una joya nutricional. Esta mezcla poco usual se ha ganado el cariño de quienes buscan cuidarse desde adentro, gracias a sus propiedades digestivas, su suavidad y su efecto refrescante. No solo es fácil de preparar, sino que es una bebida naturalmente dulce, sin necesidad de azúcares añadidos.
El melón: hidratación y vitaminas al instante
El melón, con más del 90% de agua en su composición, es una fruta ideal para mantenerse hidratado, especialmente en climas cálidos o después del ejercicio. Es rico en vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico y combate el daño celular gracias a su acción antioxidante. También aporta vitamina A en forma de betacarotenos, beneficiosos para la piel, la vista y la regeneración de tejidos. Contiene además pequeñas cantidades de potasio y ácido fólico.
Un dato curioso: en la medicina tradicional, el melón ha sido utilizado como fruta refrescante para calmar el estómago, reducir la acidez y aliviar molestias digestivas.
La avena: fibra que equilibra el sistema digestivo
La avena es una fuente natural de fibra soluble, en especial de betaglucanos, que ayudan a regular el tránsito intestinal, reducir el colesterol y estabilizar los niveles de glucosa en sangre. Es saciante sin ser pesada, ideal para quienes desean controlar el apetito sin renunciar a una comida nutritiva. Además, contiene vitamina B1, hierro, fósforo y pequeñas cantidades de proteína vegetal.
Incorporarla en forma de licuado permite aprovechar sus propiedades de forma práctica y fácil de digerir, incluso para personas con estómagos sensibles.
¿Cuándo tomarlo?
Este licuado es perfecto como desayuno ligero, como bebida a media mañana o incluso como un sustituto de cena si se busca algo suave y digestivo. También es ideal para personas en recuperación de enfermedades digestivas, gracias a su textura suave y bajo contenido de grasa.