¿Qué son los futuros en la bolsa y cómo se usan para invertir?

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¿Has escuchado hablar de los futuros en la bolsa y pensaste que son solo para expertos de Wall Street? En realidad, estos contratos pueden ayudarte a proteger tus inversiones o incluso a anticiparte a los cambios del dólar, el maíz o el petróleo. Aunque no son para todos, entender cómo funcionan puede abrirte la puerta a nuevas estrategias financieras. Aquí te explicamos qué son, cómo se usan y qué está pasando con ellos en México.

¿Qué son los futuros? Son contratos donde hoy se pacta un precio y una cantidad determinada de un activo, pero el intercambio se realiza en el futuro ¿Cómo se liquidan los contratos? ¿Para qué sirven y quién los usa? ¿Qué tipos de futuros existen? ¿Qué tan desarrollado está el mercado en México? Hacia un mercado más accesible

Los futuros son instrumentos derivados cuyo valor depende de un activo subyacente —como una acción, un índice, una moneda o un commodity— y que permiten a los inversionistas pactar hoy el precio de una operación que se realizará en una fecha futura. Su principal atractivo radica en su capacidad de cobertura contra riesgos de mercado, aunque también pueden usarse con fines especulativos. David Galarza, director general de Operadora Actinver y de Actinver Asset Management, explica que estos contratos están estandarizados en términos de tamaño, precio y vencimiento, y se negocian en mercados regulados mediante cámaras de compensación. Eso garantiza transparencia y seguridad para ambas partes. La liquidación puede hacerse de dos formas: por entrega física, en la que una parte entrega el bien pactado (como toneladas de trigo o maíz) y la otra paga en efectivo; o por diferencia, donde no hay entrega del producto sino una compensación monetaria por la variación del precio. Esta última es la más común entre los inversionistas financieros. Por ejemplo: Si hoy pactas comprar un futuro de maíz a 100 dólares, y cuando vence el contrato el precio subió a 110 dólares, no recibes el maíz, sino que te pagan la diferencia: 10 dólares por cada unidad del contrato. Y si bajó a 95, entonces tú pagas 5 dólares. Así funcionan muchos futuros: como una apuesta legal y regulada sobre el precio futuro de algo. En México, por poner otro ejemplo, el nuevo contrato Mini del Futuro del Dólar lanzado por el MexDer (Mercado Mexicano de Derivados) se liquida por diferencia. Fue diseñado especialmente para inversionistas minoristas, pues al tener un valor de solo 1,000 dólares (en lugar de los 10,000 del contrato tradicional), requiere un menor margen inicial. Aunque los futuros pueden formar parte de un portafolio de inversión, su complejidad y nivel de riesgo limitan su uso entre inversionistas institucionales. “No son instrumentos básicos ni fáciles de entender, y requieren un manejo cuidadoso del riesgo de volatilidad”, advierte Galarza. Por ello, su uso es más común en empresas y grandes instituciones que necesitan protegerse ante fluctuaciones de precios —por ejemplo, de divisas o insumos. Coberturas cambiarias, protección ante el incumplimiento de pagos y derechos de compra futura a precios pactados son algunas de las aplicaciones típicas. En todos los casos, el objetivo es mitigar el riesgo de pérdidas financieras. Su utilidad reside en que pueden ayudar a ajustar la exposición al riesgo sin necesidad de comprar o vender un activo subyacente de manera directa. No obstante, si eres un inversionista minorista, también te puedes beneficiar indirectamente del mercado de derivados. Existen fondos de inversión que los integran en los diversos portafolios, con el fin de diversificar sus productos financieros. Se recomienda que preguntes a tu asesor sobre estas opciones. Los futuros pueden clasificarse según el tipo de activo subyacente: Futuros sobre acciones o índices bursátiles, como los del S&P 500. Futuros sobre monedas, como los del dólar, euro o yen. Futuros sobre commodities, como petróleo, oro, trigo, azúcar o maíz. Futuros de tasas de interés, utilizados por bancos o fondos para anticipar movimientos en los tipos de interés. Además, cada contrato tiene condiciones específicas: el tamaño, la moneda de denominación, la fecha de vencimiento y si la liquidación será en especie o por diferencia. En México, el mercado de derivados existe y tiene operación activa, pero todavía está lejos del dinamismo observado en Estados Unidos. “Los volúmenes no son los ideales y no todos los activos están disponibles”, reconoce Galarza. Por eso, muchas empresas mexicanas prefieren operar sus coberturas en bolsas como la Chicago Mercantile Exchange (CME), donde hay mayor liquidez y variedad. Según cifras del Banco de México, el mercado de derivados local, que incluye swaps, forwards, opciones y futuros, ascendía a más de 65 billones de pesos mexicanos hasta octubre de 2024. Pero aún queda mucho por hacer para que más inversionistas participen de forma local. En contraste el CME registra 3,000 millones de contratos al año. El lanzamiento del Contrato Mini del Futuro del Dólar por parte de la Bolsa Mexicana de Valores busca ampliar el acceso a este tipo de instrumentos. Esto, entre otras acciones, hace que el mercado de valores beneficie a cada vez más pequeños inversionistas y da acceso a financiamiento más barato a Pequeñas y Medianas empresas. Con un menor valor nominal, este producto permite a personas físicas y empresas tomar posiciones frente al dólar con un menor costo de entrada, utilizando la infraestructura del MexDer y la cámara de compensación. En palabras de Galarza, “si eres un inversionista con conocimiento y un objetivo claro, puedes usar futuros para proteger tu portafolio. Idealmente, como herramienta de cobertura, no de especulación”.

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