Tensiones sociales y bélicas
En el mundo se está perdiendo una visión social que ayude a superar el subdesarrollo o por lo menos aminorar los problemas de extrema pobreza. Es notable la decisión desafortunada del gobierno actual de Estados Unidos (EU) de cerrar la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). Ello puede significar la muerte de 14 millones de personas de ahora al 2030. Una tercera parte de ellas son niños menores de cinco años. Lo reveló un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (IS-Global).
Así como en el pasado era de celebrar la existencia de la USAID como contribución del gobierno de EU a paliar los problemas de pobreza de muchos países, ahora se lamenta la decisión contraria.
La explicación de estos recortes presupuestales es una supuesta eficiencia, descuidando sus efectos sociales. Su autor es Elon Musk, ahora en conflicto con su ex jefe Donald Trump. Se vanagloriaba de haber realizado importantes ajustes al gasto publico marginando el bien común e impulsado por ideología e intereses propios.
No hay todavía en el mundo un poder que pueda substituir lo que hacía el gobierno de EU en materia social en el exterior. Era el poder suave asociado obviamente a lealtades políticas.
En otro contexto de peligros, Reino Unido anunció recientemente un rearme militar para enfrentar las tensiones mundiales y las amenazas que representa Putin.
El primer ministro inglés, Keir Starmer, declaró: “La amenaza es cada vez más seria, más inmediata, más imprevisible que nunca desde la Guerra Fría (…) Se trata de restablecer la capacidad de combate de Reino Unido como objetivo central de nuestras fuerzas armadas”.
Los ingleses saben más que los otros europeos, por su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, lo que significan las traiciones y las rupturas de acuerdos entre países. Saben que lo inevitable no ocurre nunca, lo inesperado siempre. La posición inglesa es un mensaje dirigido a Moscú por su amenaza creciente, desde su invasión a Ucrania en el 2022. Pero también las amenazas de Irán, Corea del Norte y China.
El factor disruptivo en la economía y política mundial es Trump. Y lo es por su simpatía abierta con Putin que está en contra de Europa. Los jefes de Estado de la Unión Europea ven con sospechas esa alianza y se preparan para retomar lo que abandonaron, su política de seguridad.
Dice Helene Rey, profesora de Economía: “EU abandona su rol hegemónico y debilita el dólar, abriendo espacio para que la eurozona asuma liderazgo financiero global y aproveche el privilegio exorbitante que antes ostentaban los estadounidenses. Parece que esta es una posibilidad debido a que un sistema internacional abierto y estable depende de la presencia de una potencia mundial dominante. Así ha sido hasta ahora.