Bajo el signo de Saturno de obsidiana. Crítica poética sobre una exposición

Bajo el signo de Saturno de obsidiana. Crítica poética sobre una exposición

“No hay religión más elevada que la Verdad.” Helena Blavatsky

Umbral: El peso del cielo

Saturno devora a sus hijos.

Pero el orden verdadero es otro:

El hijo debe matar al padre, 

abrir el ciclo, romper el muro del tiempo.

Cuando el padre mata al hijo,

el mundo se cierra sobre sí mismo,

el futuro se pudre en el pasado.

No venimos a ser devorados.

¿Y si ese hijo duda? ¿Y si el padre no muere?

¿Y si el hijo tampoco es el verdugo?

¿Una cosa es lo que debe ser y otra cosa es la realidad de las cosas?

No son 200 obras. Son 200 piezas brutales, visionarias, que se muestran de mayo de 2025 a febrero de 2026 en el Museo Nacional de Arte MUNAL, en la calle de Tacuba 8, Centro Histórico de la Ciudad de México. 

En el cielo oscuro hubo pintores mexicanos o extranjeros, residentes o nacionalizados como mexicanos.

Cargaron con el peso de este cielo, utilizaron la ingeniería del tránsito entre realidades, y fueron constructores de artefactos psíquicos.

En las salas del Munal, donde Saturno se arrastra con cada pincel, estos artistas nos muestran el movimiento psíquico no con mapas, sino con visiones.

El psicoanálisis, el surrealismo, el esoterismo, las corrientes espiritistas, volaron junto con estos artistas.

Desdeñan sistemas. “Ya no puedo fingir más”, decían.

No se trata de a quién invocas, sino cómo te transformas antes de contactarlo.

Lo importante es la metamorfosis previa —antes de atreverse a contactar a los muertos.

Nigromantes.

Leonora Carrington y Remedios Varo: aunque no se declararon teósofas, ambas estudiaron y se inspiraron en la Teosofía, el Tarot, la alquimia, el hermetismo, el sufismo y el budismo tibetano.

El arte como canal: Nigromancia, visiones y médiums

Carrington, por ejemplo, leía a Madame Blavatsky y exploraba la figura femenina como canal espiritual. Varo era obsesiva con los símbolos, los diagramas mágicos, y los viajes astrales. Porque son las brujas las que le dan movimiento a Saturno, como bien dice mi querido amigo del alma Horacio Osorio desde París: “las brujas son eternas”.

El arte no es decoración, sino puerta de acceso a otros planos.

El artista es un canalizador, un médium, una especie de vidente.

El sufrimiento (Saturno) es visto como motor del crecimiento espiritual.

A veces las lecciones son tan miserables, que exigen tanto de las personas, que es fácil enloquecer.

Se nombra al cielo, y este desaparece en relatos estremecedores.

La justicia divina deja de hablarnos a veces.

Es mi retorno de Saturno confesar

Bajo este mi segundo retorno de Saturno en mi carta astral, ¡Dame 100 años más!

Porque vivimos zonas de olas chicas y personas de olas grandes.

Ha sido imposible entender todas las cosas.

El segundo retorno de Saturno se supone significa el regresar a uno mismo después de un largo viaje, y diagnosticarse, masticarse, verse en ese tránsito del alma del infinito, que es un ocho en el espacio sufi, esa danza cósmica.

En donde uno ya puede mirarse en un espejo: uno puede ya ver lo que hizo, puede uno finalmente nombrar las cosas que antes ya sabía, pero que no se conocían los nombres, y tener el talento de vivir una segunda oportunidad para el juicio; antes del gran final, que es cuando es el tercer retorno de Saturno, alrededor de los 80 años que regresa de nuevo; cuando el tiempo de nosotros se cierra para siempre.

Cronos-Saturno, el tiempo, no es otro que uno mismo frente a su obra. No hay aplausos. 

Cronos, en Grecia. Saturno, en Roma.

Ambos: el tiempo que devora, la repetición, la autoridad patriarcal, la estructura que organiza y humilla, el orden, la caída.

Contra los sistemas: El fuego de la desobediencia

Esta es mi visión. Y voy a hacer lo que quiera. Violento.

Vine a liberarles a la fuerza, con sarcasmo, a destruir el objeto amado.

El velo que se rasga, la cortina que se abre.

La inteligencia superior, incendiaria, eléctrica, y voy a quemarlo todo.

Por todas las cosas que he vivido.

¿Es que necesito vivir más?

Hablemos del sufrimiento, de la repetición.

Lo feminino: la intuición, la memoria, la imaginación elevadas;

pero también la bestialidad masculina ha sido parte bien marcada de nuestra historia y nuestro arte.

Es imposible separar a las musas —que valían por sí mismas— del verdugo que, aún en su animalismo, las idealizó.

La iluminación sin límites.

¿Mensajeros que se inmolan?

No. Se llenan de tierra a los cobardes como yo.

Los artistas invisibles: recordemos a la pintora sueca Hilma af Klimt, que fue obligada a esconder por 80 años sus pinturas.

Decía que las canalizaba a través de espíritus, porque le dijeron que el mundo no estaba preparado para ello.

Las pinturas para el templo (193 obras) fueron escondidas, porque dejó instrucciones explícitas de que su obra no debía exhibirse públicamente hasta 20 años después de su muerte.

Según sus palabras: “el mundo aún no estaba preparado para comprenderla.”

Rudolf Steiner, líder de la Sociedad Antroposófica, pensador esotérico y discípulo rebelde de la teosofía, le sugirió que aún no era tiempo para mostrar esas pinturas.

Le advirtió que no se entenderían bien sin un contexto adecuado.

Después de ese encuentro, ella dejó de pintar durante varios años.

El gran reconocimiento global llegó entre 2013 y 2018, especialmente con la exposición del Guggenheim de Nueva York en 2018, que rompió récords de asistencia.

Hilma había muerto en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial.

Artistas innovadores.

Hilma fue en realidad la precursora del arte abstracto, y no Kandinsky.

Las nuevas migraciones: cuerpos desplazados, artistas sin patria, ideas errantes que no tienen Dios ni bandera.

El caos y México.

Un país con una maldición. Un país onírico, simbólico, denso, melancólico, complejo, desobediente.

El lenguaje del espíritu: Política y posesión

Francisco I. Madero, el primer presidente electo democráticamente en México, recibía consejo de su hermano muerto en sesiones espiritistas — visión que, para él, justificaba no sólo una rebelión política, sino la Revolución Mexicana.

En lo político, como en lo psíquico, estos artistas y pensadores no pactaron con sistemas: invocaron energías, desobedecieron dogmas y se dejaron poseer. En tiempos de simulacro, su brutal sinceridad es un acto político radical.

Urano habla: La ruptura como salvación

Urano habla:

“Yo soy el cielo antes del tiempo.

Soy la ruptura primordial.

El pulso que empuja la bóveda celeste hacia adelante.”

Urano odiaba a su propia descendencia.

Saturno, hijo de Urano, devoraba a sus hijos porque —al igual que Urano— estaba profetizado que uno de ellos lo destruiría.

Cronos o Saturno, hijo de Urano y Gea, castra a su padre con una hoz de pedernal mientras este intenta unirse con Gea.

Fue un acto de traición sagrada y liberación cósmica.

Zeus no mata a Saturno.

Lo derroca, lo obliga a vomitar a sus hermanos.

Se desata una guerra: la Titanomaquia.

Zeus lidera a los dioses jóvenes (los Olímpicos) contra los Titanes (Saturno y sus hermanos).

Los hijos se alzaron. Diez años de guerra.

El cielo se partió.

Y Saturno fue encerrado en el Tártaro —un abismo profundo del inframundo.

El velo que se rasga

La gente, en este presente, ha mirado al abismo —y ha retrocedido después de estas columnas de Dios y de estos caminos trazados.

Algunos de estos artistas fueron perseguidos por autoritarismos feroces; falsarios de la verdad interior, nacionalismos idiotas, regímenes que incitaron al odio y a la división, que destruyeron todo lo que se había construido anteriormente durante siglos, y que en lugar de la reconciliación sin banderas, inventaron enemigos como estrategia y propaganda para la manipulación de masas.

Otros afinaron aquí, en México,

una visión que imaginaba un país de libertad, de imaginación, de inteligencia exquisita.

Un camino de responsabilidad individual.

Ellos eligieron transformarse.

Hoy, frente al retroceso,

su obra aún arde.

El velo se ha rasgado.

No todos quisieron mirar.

Pero alguien lo hizo.

Y eso, todavía,

puede salvarnos.

Quizás. Quizás no.

Se necesita vivir tres veces.

Como un Saturno que, por una vez, no devora,

sino que revela.

Saturno se arrastra con cada pincel.

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