Regulación ambiental: ¿Oportunidad o riesgo para la industria?

En un contexto global donde la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad estratégica, México no se queda atrás. La regulación ambiental en el país atraviesa un proceso de endurecimiento y expansión que impacta directamente a todos los sectores industriales.
Esta transformación normativa, lejos de ser un mero trámite legal, redefine las reglas del juego para las empresas que operan en el país, así lo comentó Mauricio Llamas, socio de Hogan Lovells en México y referente nacional en derecho ambiental a El Economista.
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Dijo que la presión no solo proviene de los órganos reguladores. “Las redes sociales y la opinión pública juegan un rol cada vez más importante, amplificando incidentes ambientales, cuestionando a empresas e influyendo en decisiones gubernamentales”.
Mencionó que las consecuencias son visibles: en 2023, una planta cementera en Hidalgo fue clausurada por carecer de permisos vigentes, “en Jalisco, una embotelladora reconfiguró su operación para cumplir con nuevas reglas sobre descargas, en Ciudad de México, comercios han sido sancionados por el uso de plásticos de un solo uso. Estos casos marcan una nueva normalidad”.
Por su parte, Sofía de Llano, socia en Hogan Lovells México consideró que uno de los ejes que más preocupa, y que más cambia, es la gestión del agua. El futuro apunta a una reforma estructural que posiciona el acceso al agua como un derecho humano prioritario.
¿Qué implica esto para la industria?
“Mayores restricciones en zonas sobreexplotadas, prioridad al consumo doméstico y una presión creciente para demostrar eficiencia, adoptar tecnologías de reúso y reducir el consumo hídrico. Obtener nuevas concesiones o conservar las existentes será cada vez más complejo”.
De Llano explicó que, la minería, un sector históricamente estratégico para México, enfrenta requisitos más estrictos desde las reformas de 2023.
Además de procesos de consulta indígena obligatoria, se exige transparencia en el uso del agua, restauración ambiental post-explotación y una gestión más rigurosa de residuos peligrosos. Muchas empresas han tenido que replantear completamente su modelo regulatorio para seguir operando.
Economía Circular
La economía circular también gana terreno con fuerza. “Productos como neumáticos, electrónicos y plásticos ahora deben contar con planes de manejo específicos. La responsabilidad extendida del productor ya no es una teoría: es una exigencia legal concreta. Más de 15 estados del país han legislado contra los plásticos de un solo uso,obligando a las empresas a rediseñar empaques, adaptar sus procesos de producción y comercialización, y garantizar el cumplimiento en todas sus cadenas de valor”, dijo Llamas.
En paralelo, Llamas consideró que la fiscalidad ambiental se convierte en una herramienta poderosa de política pública.
“Impuestos ecológicos sobre emisiones, residuos o extracción de recursos naturales ya han sido implementados en varios estados. Aunque impugnados por algunos sectores, la mayoría han sido validados judicialmente. Para muchas empresas, esto representa aumentos en sus costos operativos, especialmente si no se prevén con antelación dentro de sus estrategias fiscales y ambientales”.
De Llano, dijo que el cambio climático añade otra capa de complejidad. Las sequías prolongadas, olas de calor récord y fenómenos climáticos extremos obligan a adaptar operaciones.
“Muchos proyectos ya enfrentan evaluaciones de impacto climático como parte de procesos de financiamiento o de obtención de permisos. La resiliencia frente al cambio climático se consolida como un criterio clave de viabilidad técnica y financiera”.
Frente a este panorama desafiante, surge una pregunta clave: ¿Es la regulación un freno o una oportunidad? La respuesta, como apuntan los especialistas, está en la anticipación. Los especialistas confían en que las empresas que integren a tiempo los criterios ambientales en sus decisiones estratégicas estarán mejor posicionadas para enfrentar auditorías, atraer financiamiento sostenible, fortalecer su reputación y ganar ventaja competitiva en mercados que valoran el compromiso ambiental.
“Ver la regulación ambiental como un obstáculo es quedarse en el pasado. En realidad, representa el rumbo inevitable del desarrollo industrial. Las compañías que comprendan su lógica, se preparen con anticipación y adopten una visión proactiva serán las líderes de la nueva economía verde en México”, mencionó Llano.
“El cambio ya está en marcha. La diferencia la marcarán quienes sepan leer las señales y actuar con determinación. Adaptarse ya no basta: hay que liderar el cambio”, concluyó Sofía de Llano.