Hartos de la guerra, los ucranios desconfían tanto de Putin como de Trump
En un búnker abandonado de la II Guerra Mundial, en la provincia de Kiev, la familia Vasilev jugaba un domingo de este mayo con fusiles que disparan pequeñas bolas de goma. Se perseguían con estas armas de juguete por los pasillos de esta enorme construcción. “Es una actividad para unir, para crear equipo”, explicaba el padre, Dmitro. Su hija, Sofía, de 17 años, es una enciclopedia de la historia de su país. Ilustró al periodista con numerosos detalles, por ejemplo, que ese búnker fue construido en 1935 y que los soviéticos reforzaban las puertas blindadas con madera de roble.
