Waymo y Uber aceleran el futuro del transporte autónomo en Estados Unidos

Waymo y Uber aceleran el futuro del transporte autónomo en Estados Unidos

Waymo, la empresa de vehículos autónomos de Alphabet Inc., el conglomerado detrás de Google, está dejando de ser una promesa futurista para convertirse en una solución tangible en ciudades clave de Estados Unidos. 

Con operaciones en Phoenix, San Francisco, Los Ángeles y Austin, y planes de expansión hacia Miami y Atlanta, Waymo está redefiniendo cómo nos movemos en las grandes urbes. A diferencia de otras compañías que aún prueban sus tecnologías, Waymo ya ofrece servicios de robotaxi completamente funcionales al público general.

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Actualmente, su flota está integrada por aproximadamente 1,500 vehículos autónomos y se proyecta que aumente a 3,500 unidades hacia 2026, gracias a un acuerdo de manufactura con Magna International, que operará desde una nueva planta en Mesa, Arizona.

¿Cuáles son las características del auto?

Para su servicio en Austin, Waymo ha apostado por el Jaguar I-PACE, un SUV eléctrico premium valorado en 69,900 dólares. Más allá de su diseño elegante y desempeño silencioso, el verdadero diferencial está en lo que no se ve: el sistema Waymo Driver, una plataforma de conducción autónoma potenciada por inteligencia artificial, radares, cámaras de alta definición y sensores LiDAR que permiten al vehículo interpretar el entorno con una precisión quirúrgica.

Esta tecnología permite que el auto opere sin intervención humana, navegue por calles concurridas, semáforos, ciclistas y zonas escolares con eficiencia y, sobre todo, seguridad. De hecho, Waymo no solo se promociona como un avance tecnológico, sino como una alternativa para reducir accidentes de tráfico, aumentar la eficiencia y mejorar la experiencia del usuario.

Experiencia en Austin

Durante una visita a Austin, tuve la oportunidad de comprobar de primera mano cómo la tecnología ya está al alcance del ciudadano común. Desde el Hotel Hilton, solicité a través de la app de Uber un viaje hacia el Capitolio del Estado de Texas. En menos de cinco minutos, un flamante Jaguar I-PACE sin conductor se detuvo frente a mí.

El interior del vehículo es futurista pero acogedor: pantallas que muestran en tiempo real lo que “ve” el auto, comandos de voz, música, temperatura personalizable, y una experiencia tan fluida que uno olvida rápidamente que no hay nadie al volante. El trayecto, de 10 minutos, costó solo 7.99 dólares y se sintió más como una escena de película que como un viaje convencional.

Estrategia y escalabilidad

Waymo no se detiene en la experiencia del pasajero. La compañía está construyendo un ecosistema que permita escalar el modelo a nivel nacional. Además del acuerdo con Magna, también ha entablado alianzas con marcas como Zeekr (subsidiaria de Geely) y Hyundai, con la intención de desarrollar nuevas plataformas de robotaxi que sean más eficientes, accesibles y sostenibles.

Asimismo, la empresa ya vislumbra una fase de propiedad individual, en la que las personas podrían adquirir sus propios vehículos autónomos Waymo, eliminando por completo la necesidad de conducir.

Waymo no está probando el futuro. Lo está conduciendo, literalmente. En ciudades como Austin, este cambio ya es palpable, y su alianza con Uber le permite acelerar su adopción sin fricciones para el usuario. La combinación entre lujo, innovación y eficiencia no solo cambia la forma de transportarse, sino que también presenta un nuevo paradigma económico en el que la movilidad autónoma podría convertirse en un motor de desarrollo urbano, tecnológico y social, al menos en Estados Unidos.

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