Guillermo Saccomanno presenta “Arderá el viento” en México

Guillermo Saccomanno presenta “Arderá el viento” en México

El escritor argentino Guillermo Saccomanno, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2025 por “Arderá el viento”, está en México para presentar la obra en cuestión como una escala obligatoria dentro de su periplo por el mundo de habla hispana que obliga al ganador en turno a reservar la agenda de todo un año para la ambiciosa empresa de promoción que requiere un premio de este talante.

Saccomanno se reúne con la prensa literaria en la sede de la librería El Péndulo en Coyoacán, en víspera de la presentación oficial de la novela para México, país que, por cierto, es donde históricamente se venden más ejemplares de la obra ganadora después del país de origen del o la autora.

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“Lo voy a decir sin demagogia: México es un país que amo. No es la primera vez que estoy acá. Mi relación con México viene tal vez de la adolescencia, cuando descubrí la literatura mexicana a través de Carlos Fuentes, con ‘La muerte de Artemio Cruz’, novela que me dejó atónito a los 16 años. A partir de ahí, seguí con Rulfo, Octavio Paz, un autor que genera polémica, como en Argentina Borges genera polémica. México me encanta. Desde entonces he leído, no siempre con frecuencia pero cada tanto, a algún autor mexicano. Fernando del Paso, por ejemplo. Nunca pude terminar ‘Palinuro de México’, pero lo intenté, aunque sí leí ‘José Trigo’. Así que aquí estoy, he ganado el Premio Alfaguara y agradezco este paseo por el mundo de habla hispana. Si bien hablamos la misma lengua, no es la misma lengua, porque tenemos acentos, voces diferentes, pero nos entendemos”, declara Saccomanno en esta oportunidad.

“El admirado Juan Rulfo, con dos novelitas, los dejó a todos pequeños, les rompió el alma y la cabeza a muchos. Y no inventó nada, simplemente pasó, vio luz y entró”, agrega el autor sobre la obra del autor mexicano.

“Yo no sé si soy novelista”

“Pueblo chico, infierno grande”. Ese viejo adagio, curiosamente heredado de la España del siglo XIV y esparcido por las colonias en América, no ha perdido vigencia.

La novela de Saccomanno empieza con un cadáver, con un crimen del que todos saben, pero nadie vio nada, del que todos tienen certeza, pero nadie dirá una palabra. Así es este pueblo costero de la Argentina, donde todos sus personajes no ven, no escuchan, parecen ignorar, pero están al tanto de todo cuando no son ellos los protagonistas de los hechos. En cambio, los hechos circulan a través del rumor, del chisme, el murmullo, que resultan en herramientas de comunicación mucho más eficaces que los medios locales.

“Efectivamente, como dice el dicho: ‘Pueblo chico, infierno grande’. Todos estuvieron donde ocurrieron los hechos, pero nadie vio nada”, comenta el autor argentino, cuya novela trata de la llegada a esta villa en la costa de argentina de una familia de personajes atípicos, extraños, que romperán con el ¿equilibrio?, de este pueblo donde todo y nada se sabe.

Y Saccomanno se vale de una construcción narrativa singular, híbrida, inclasificable. El autor abreva de los recursos narrativos aprendidos de la publicidad, para la que trabajó por muchos años, e incluso de las herramientas adquiridas como escritor para historietas.

“Yo no sé si soy novelista. Creo que soy un cuentista que se rebusca para dejar un suspenso flotando en el aire y a su vez ir hilvanando relato tras relato. Con la experiencia que tengo en la publicidad, de pergeñar ideas cortas, donde hay que vender una mayonesa en 15 segundos, aprendes a desarrollar una estrategia de shock y suspenso. Lo mismo sucedió con mi experiencia trabajando con casi todos dibujantes importantes del movimiento historietístico argentino. Me siento discípulo de (Héctor Germán) Oesterheld, autor de ‘El Eternauta’, que era un maestro en la construcción de tramas y tenía el lema de que no existe el bien ni el mal. Y ésa es la parte que más me interesa”.

Por otro lado, comenta Saccomanno, para esta historia una prioridad central fue la construcción del pueblo donde suceden los hechos. “Trabajar con un pueblo es el sueño de muchos escritores: el Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson; el Yoknapatawpha de Faulkner; la Comala de Rulfo; el Macondo de García Márquez; la Santa María de Onetti. Y yo me agarré del territorio en el que vivo desde hace más de 30 años (Villa Gesell), cuando me retiré afortunadamente de la publicidad, que es un trabajo bastante tóxico, de donde no se sale ileso. Pero, retomando, de estos géneros llamados bastardos, que no son considerados como prestigiosos, la historieta y el cómic, aprendí a narrar”.

La novela, comenta el autor, debe cumplir una función social. “No creo que una novela pueda cambiar el mundo, pero creo que sí puede arrojar una luz en la noche oscura del alma, como decía San Juan de la Cruz. También creo que el arte de la novela exige conmover, provocar, incitar, cuestionar. La novela además permite la posibilidad de recurrir a técnicas de folletín, de lo libertino, del noir. En este sentido podría decir que dos de mis influencias son Jim Thompson y David Goodis, que no son precisamente referencias ilustres sino autores de géneros considerados durante mucho tiempo como marginales”.

“Ustedes tienen al monstruo al lado”

El autor también es consultado sobre la memoria en los países latinoamericanos, en cómo, lamentablemente, nos hermanan procesos históricos de dictaduras y zonas oscuras de nuestra vida política que han derivado en crisis sociales complejas, hoy tan vivas.

“La memoria en la Argentina es un dolor de muelas. Si no fuera por las madres y abuelas de mayo, no habría memoria (…) El actual corrimiento a la derecha horripila, allá y en todas partes. En Argentina, la dictadura militar fue una de las más sangrientas de Latinoamérica, un poco con la complicidad civil, no solamente la complicidad capitalista, la inyección de Estados Unidos, lo que ya sabemos. Ustedes tienen al monstruo al lado, nosotros somos el verdadero patio trasero, pero no la pasamos mejor que ustedes, ni ustedes mejor que nosotros. Pero en México, con mi visión desde afuera, de paseante, noto una especie de optimismo por Claudia (Sheinbaum)”, comenta el autor.

También es cierto, añade, “que los últimos gobiernos de Argentina no dieron soluciones económicas. El poder está cada vez más concentrado en pocos puños. Si no hay un reparto equitativo de la riqueza. Con gobiernos como éste que tenemos ahora (en Argentina), con este clown (refiriéndose a Javier Milei), liquida los ministerios, de trabajo, de salud, etcétera, si ayer estábamos al borde del abismo, hoy dimos un paso al frente. Yo creo en la lucha de clases y creo que, en Argentina, al menos que se forme un frente de una vez, estamos lejos de una salida”.

La noche previa a este encuentro, comenta Saccomanno, estaba viendo las noticias de México, con información sobre la inseguridad y reflexiona: “Está muy bien la denuncia, pero necesitamos un análisis de la complejidad que hay detrás, de la estructura narco, de la complicidad de los políticos, los capitales que están detrás”.

Después de todo, retoma, su novela “Arderá el viento”, “es una especie de metáfora de lo que estamos viviendo aquí, allá y en todas partes. Un pueblo chico finalmente es una metáfora. Sólo hay que extrapolarlo, hacer un plotter de eso y lo veremos claramente”.

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Arderá el viento, de Guillermo Saccomanno.Cortesía.

“Arderá el viento”

  • Guillermo Saccomanno
  • Edita: Alfaguara
  • Año: 2025
  • Premio Alfaguara de Novela 2025
  • 248 páginas

Presentación de “Arderá el viento”

  • Conversación con Socorro Venegas y Guillermo Saccomanno
  • 14 de mayo, 19:00 horas
  • Universidad del Claustro de Sor Juana
  • Auditorio Divino Narciso
  • Entrada libre

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