¿Cuál podrá ser la peor herencia de Trump?
¿Cuál puede ser el efecto más negativo a largo plazo para Estados Unidos de la segunda presidencia de Donald Trump?
Sólo han pasado 16 semanas desde que el republicano regresó al poder y ya es difícil elegir una de sus acciones como la más nociva para su economía.
Podría parecer, a estas alturas, que su política comercial errante es la que más estragos habrá de heredar, pero es pronto para saberlo porque realmente apenas empieza.
Derivado de los aranceles de Trump ya hay presiones inflacionarias, escasez de algunos productos importados, rompimiento de cadenas productivas, incertidumbre en las inversiones y una larga lista de hechos que son, sin embargo, sólo el efecto de la causa principal.
Una democracia que parecía sólida y equilibrada como la de Estados Unidos ha demostrado que tiene espacios para que una sola persona en algo tan breve como un periodo presidencial de cuatro años pueda romper con muchas certezas institucionales que se daban por descontadas.
La forma como ahora Donald Trump busca la marcha atrás en su agresiva política arancelaria deja de manifiesto que hubo poco análisis de las consecuencias y que su pendenciera forma de negociar tiene límites y consecuencias.
Ahora, habrá que analizar quién ganó en el río revuelto de los mercados financieros, donde alguien perdió en el derrumbe de los precios de las acciones y alguien más resultó claramente beneficiado en el rebote de recuperación.
Esa, su política comercial es, por ahora, lo que parece más oneroso del futuro legado de Trump, pero si son apenas 113 días de mandato y le faltan 1,347 más, eso es mucho tiempo para desarmar mucho más.
Ya en los mercados se pide poner atención a los cálculos fiscales que hace el Presidente republicano. La economía tiene altos niveles de endeudamiento y desbalance presupuestal, hay un estancamiento económico que no se esperaba, Trump mantiene sus planes de reducción de la carga fiscal para los contribuyentes y eso puede agravar las cuentas públicas.
Si Trump mantiene sus planes personalísimos en materia fiscal, con base solamente en sus creencias, podría derivar en una crisis financiera para su economía y con ella, para el resto del mundo.
Eso ya pinta a una herencia más costosa hacia el futuro. Pero hay algo que puede resultar todavía más grave para la estabilidad futura de Estados Unidos y eso es la demostración de que sólo hace falta un populista para desestabilizar una solidez nacional que creían intocable.
Ahora mismo pone un plazo de 30 días a las farmacéuticas para que bajen los precios de los medicamentos, sin más análisis que la certeza de Trump, influenciado por alguien tan impresentable como su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., de que se puede hacer eso por decreto.
Hay otro aspecto que no cotiza en bolsa, pero que tiene un gran impacto negativo en esa sociedad y es la polarización. El nivel de intolerancia al que es diferente, en pensamiento político, en raza, en orientación sexual, en lugar de origen, hace muy difícil la convivencia y eso también es una mala herencia.
Al final, lo que dejará Donald Trump es la certeza de que Estados Unidos puede dar bandazos de gobierno como cualquier país bananero.